Aquí habrá una torre de 30 plantas y una nueva sede municipal...
El Ayuntamiento remodelará el mercado de Legazpi
Puede que Alberto Ruiz-Gallardón no sea nunca presidente. Es imposible saberlo ahora. Pero los edificios que alojen sus áreas de gobierno, eso parece más claro, los quiere como ministerios. En pocos meses se mudará él mismo al Palacio de Telecomunicaciones de Cibeles. Y ayer presentó lo que será la nueva sede del Área de Gobierno de Urbanismo y Vivienda, actualmente en la calle de Guatemala. En unos tres años estará en el antiguo mercado de frutas y verduras de Legazpi. Una gran nave de estilo racionalista construida en 1935 y diseñada por Francisco Javier Ferrero Llusiá, autor también del viaducto de la calle de Bailén. Una superficie de 29.000 metros que perdió su función original allá en los años setenta, cuando el coloso Mercamadrid se lo comió todo, y que desde entonces ha sido, según el alcalde, sólo "un cajón de sastre".
Y el plan consiste en lo siguiente. Uno de los vértices del triángulo que forma la planta del edificio, 4.800 metros cuadrados, quedará seccionado y se destinará a la construcción de una torre de oficinas. Un nuevo "hito" de la arquitectura madrileña, según el alcalde. Un edificio singular cuya construcción y explotación se cederán a una empresa privada a cambio de 61 millones de euros. Justo lo que le costará al Consistorio remodelar el antiguo mercado de frutas para convertirlo en la sede de Urbanismo.
El diseño de la torre y de la remodelación del mercado surgirá de un concurso de ideas cuyo fallo se conocerá alrededor del mes de febrero. La empresa que se haga cargo de la construcción y explotación del "nuevo hito" tendrá que aceptar el anteproyecto surgido del certamen. Pero la edificabilidad será generosa: sobre la superficie de esa parcela de 4.800 metros cuadrados se podrán edificar 29.556 metros. Eso se traduce, aproximadamente, en una torre de unas 30 plantas, las mismas que tenía el Windsor.
La zona restante, los 24.000 metros cuadrados que ocupa la parte original del mercado (la parcela de la futura torre fue un añadido posterior al diseño primigenio), se remodelarán a fondo. Parte de la fachada y los techos postizos de aluminio que forman una suerte de sombrero sobre las naves se demolerán. Así, la sede de Urbanismo conservará sólo la estructura y el esqueleto del antiguo mercado, cuya principal característica técnica es que fue precursor en el uso del hormigón armado.
Urbanismo tendrá, de este modo y dentro de tres años, una sede de estilo fabril combinada con un diseño de vanguardia avalado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM). Y la delegada de área, Pilar Martínez, podrá tener un despacho con vistas al río -se lo propuso alguno de los asistentes al acto durante el recorrido- en una atmósfera al más puro estilo loft de artista. Como si estuviera en el mismo Brooklyn a orillas del East River.
Pero sin brisa. Porque ayer la presentación del proyecto hizo sudar a la concurrencia. Un sol de julio impenitente se confundió de mes y Gallardón, por solidaridad con los asistentes, retiró su atril de la sombra y lo colocó bajo los rayos. Para sufrir como el resto de mortales. E insistió, eso sí, en lo que más le gusta de su aventura remodeladora: el lenguaje de la ciudad. "Este edificio hablará un lenguaje parecido al de matadero", dijo primero. Y, "éste es el nuevo lenguaje que la ciudad quiere hablar a través del río", insistió después.
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