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Reportaje:

Hasta el subsuelo de la humanidad

Un libro difunde en Portugal e Italia la reciente obra africana del pintor valenciano Uiso Alemany

Miquel Alberola

El artista plástico Uiso Alemany vive un momento productivo próvido. Tras su aventura brasileña en los museos Óscar Niemeyer de Curitiba y el Museo do Estado de Pernambuco, irrumpió en Portugal, donde se ha convertido en uno de los artistas preferidos de la galería Art Lounge de Lisboa. Además, la Galería Contemporánea de Pescara, en Italia, le ha ofrecido un taller para que se instale en esa ciudad que fue la patria de D'Anuncio y produzca obra para una exposición que también mostrará en Milán.

Ambas galerías acaban de editar un libro sobre la reciente obra de Alemany inspirada en Malí, pero realizada en cuatro ciudades distintas en las que el pintor dispone de estudios: Lisboa, São Paulo, Batabanó (Cuba) y Valencia. Su idea era empaparse del contexto de Malí y definirlo desde cuatro situaciones diferentes en dos continentes distintos, Europa y América. El pintor ha llevado su obsesión por el humano africano, que en su interior creativo se distorsiona, desenfoca y disloca, hasta el paroxismo. "Si enfocas muy bien, en África sacas lo anecdótico, pero el poso que queda en tu alma tienes que sedimentarlo y descifrarlo a través de otra situación", razona.

Se trata de más de 300 obras motivadas en África pero que acaban siendo diferentes porque cada espacio le ha dado su sustantividad. La galería Art Lounge de Lisboa mostrará una selección esta obra (un centenar de realizaciones) a partir del 25 de octubre. Luego lo hará Pescara y también Milán, donde la Galería Contemporánea abrirá una sala. Estas obras, con el resto de realizaciones malienses recogen en el libro recién publicado titulado África para ciegos, en el que dos estudiosos del arte (Fernando Castro Flórez y Román de la Calle) y dos artistas (José Mederos y Antonio Helio Cabral) abordan el significado plástico y la serie de Malí y la figura de Alemany.

Alemany, que no se proclama como "un pintor de fórmula que se autoplagia", se siente movilizado por los espacios, los ambientes, los climas y las etnias. ¿Por qué en África? "Es un continente mágico, con unas condiciones y unas religiones tan primitivas y ancestrales que producen sobrenaturalidades", alega. "La obra que he pintado en Lisboa", refiere, "tiene que ver con la de Batabanó, São Paulo y Valencia, pero no mucho". "Todas tienen una dicción que difiere. La de Valencia es mucho más abstracta que ninguna, es el África que ha removido mis tripas. No se trata de un debate entre arte figurativo y abstracto, sino de la huida de la sensibilidad de lo anecdótico para meterse en el subsuelo de la humanidad, en tus vísceras y en tus propios excrementos, en lo bonito y lo mágico que hay en la gente", matiza. El pintor insiste en que para ello hay que alejarse porque la proximidad sólo permite ver lo anecdótico, que es algo que no le interesa.

Alemany no se considera ni figurativo ni abstracto. No quiere estar apresado por ningún mecanismo, y persigue ser una persona con criterio propio y ser libre. Defiende que la obra plástica no guarda relación en la reproducción ni en la imitación de la realidad sino "en la invención de espacios que puedan ser habitados filosófica e intelectualmente". En ese sentido considera que el Renacimiento fue "un paso atrás en la pintura" porque el gótico había logrado establecer la referencia de los esquemas mentales (demonios y vírgenes que no pertenecían a la realidad). "El Renacimiento sustituyó estos esquemas mentales por el hombre y la mujer, creó la primera polaroid. Pintar la imagen tal como es no me parece interesante", se posiciona.

"No critico a Velázquez, pero como no estoy maniatado y no tengo vergüenza, puedo opinar: prefiero a Domenikos Theotokópoulos, El Greco. Es el inmenso artista que no ha estado nunca bien valorado y tiene una obra que te pone los pelos de punta. El Greco se adelanta. Él ya era Bacon, la transvanguardia italiana. Ahí es donde está la carne de la pintura, Hay que estar más dislocado y descentrado para ver la realidad profunda, la que está en el subsuelo de la humanidad", reclama.

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El pintor Uiso Alemany en su estudio de Alboraia.
El pintor Uiso Alemany en su estudio de Alboraia.JESÚS CÍSCAR

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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