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16.000 estudiantes valencianos acaban el curso sin obtener el título de Secundaria

Los 81.319 extranjeros matriculados equivalen a la ocupación de 21 centros, según Educación

El comienzo del curso escolar, el viernes, está sometiendo al sistema educativo valenciano a severos diagnósticos. Mientras el consejero de Educación, Alejandro Font de Mora, presume de que "un tercio de los centros escolares se han construido en los últimos 10 años" de Gobierno del PP; el PSPV alerta de que un promedio de 16.000 alumnos valencianos por curso no acaba la Secundaria. Es decir, que un 34,4% de estudiantes de ESO fracasa o abandona sin acabar esta etapa, lo que supone la incorporación al mercado laboral de más de 160.000 jóvenes sin título en una década.

El curso arranca con 26 centros construidos, que suman 13.150 plazas escolares más

El nuevo curso escolar 2007-2008 -que comienza mañana para los alumnos de Infantil y Primaria y el próximo viernes para los de enseñanzas medias- arranca con 733.225 alumnos matriculados. La cifra, que supone un 2,82% más, supera por primera vez al ejercicio de 1995-1996, cuando se registraron 723.485 estudiantes.

Este crecimiento, según explicó el consejero valenciano ayer en rueda de prensa, se debe en gran medida al incremento sostenido de alumnos hijos de extranjeros en el sistema valenciano: que en sólo una década ha pasado de 5.746, a los 81.319 extranjeros matriculados este curso. Aunque, según el Anuario de 2006 del Ministerio de Educación, el 86% se concentró en el sistema público, y en una autonomía donde el equilibrio de la matrícula de la red pública y la privada concertada hace un lustro que inclinó en favor de esta última.

La Administración valenciana sostiene, sin embargo, que el crecimiento del colectivo de alumnos inmigrantes le cuesta cada curso "427,5 millones de euros", lo que le sirve de plataforma de reclamaciones al Estado, ahora gobernado por el PSOE, al que reprocha que sólo "aporta en ayudas 10,5 millones".

Lo que no dice el consejero es que la nueva Ley de Ordenación Educativa (LOE) -que se estrena este curso- supondrá una inyección extra de financiación estatal para la Comunidad Valenciana que asciende a 714 millones (de los cuales el 60% lo pone el ministerio y el 40% la consejería) según consta en la Memoria económica de la citada ley, tal y como le recordó ayer al consejero el responsable de Educación socialista, Miguel Soler.

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Soler le recordó "los 122 millones que el ministerio ha transferido entre finales de 2005 y 2007", y se preguntó: "¿Dónde están los que tendría que haber aportado la Generalitat?"

El socialista también subrayó cómo su predecesor al frente de la consejería, Esteban González Pons, renunció a la financiación estatal en materia de leyes educativas en "una Comunidad con competencias transferidas desde 1984" y dejó que corrieran a cargo del Presupuesto de Generalitat. De hecho, las tres leyes educativas del PP (la de educación LOCE, la de Formación Profesional y la de Universidades) se aprobaron sin memoria ni financiación.

Con todo, el actual consejero Font de Mora -rodeado del equipo directivo de la consejería- prosiguió con el guión estrenado este verano por los populares valencianos, y acusó al Gobierno socialista de Zapatero de "discriminar a la Comunidad Valenciana" en materia de financiación educativa.

Font de Mora, fue incluso más lejos en sus referencias al sobrecoste anual que supone para la Generalitat la escolarización de los 81.319 alumnos inmigrantes. Y, en un intento ejemplificador por trasladar de manera gráfica el coste que supone la escolarización de este colectivo, llegó a afirmar que "la cifra [de hijos de extranjeros matriculados] equivale a la ocupación de 21 centros escolares".

Font de Mora prosiguió la presentación del inicio de curso, destacando "importantes novedades", que calificó "como hechos concretos que evidencian la apuesta del Gobierno Valenciano por la mejora de la calidad educativa". Entre los cuales citó que "el curso comienza con 26 centros nuevos", 9 de Infantil y Primaria y 17 de Secundaria, que suman 13.150 nuevos puestos escolares más. Sin contar con los "217 centros que en este momento están en alguna fase de construcción". Estos centros en construcción explican -en cierta parte, aunque no del todo- el que el PSPV eleve a 30.000 el número de alumnos que estudiará en barracones.

La empresa pública Ciegsa, según sus propios datos, cifra en 1.289 el número de aularios prefabricados que habrá este curso. Unos proceden de situaciones crónicas donde, por falta de suelo para ampliación o nueva construcción, los alumnos se han graduado íntegramente en barracones, sin pisar un aula de ladrillo. Y, otros, porque en efecto en la legislatura pasada se aceleró la liberación de suelo municipal para poder poner en marcha "los 217 centros que están en alguna fase de construcción".

Alumnos de Secundaria, en Valencia, en una de las concentraciones por una educación pública de calidad.
Alumnos de Secundaria, en Valencia, en una de las concentraciones por una educación pública de calidad.JORDI VICENT

Los "2 minutos al día" que estudiarán Ciudadanía

El sistema educativo se mide en horas (25 horas lectivas a la semana), días escolares (175 por curso), resultados educativos (cerca ya del 25% de los niños acaba Primaria sin conocer los contenidos básicos y un 34,4% de estudiantes de Secundaria no obtiene el título); por el número de guarderías (227 en total, de las cuales 145 son privadas, 66 municipales y sólo 33 de la consejería); por el porcentaje de profesores interinos (16.000 docentes de los 53.000 del cuerpo de maestros y profesores de la Comunidad Valenciana que no supieron hasta las adjudicaciones de julio en qué centro educativo estarán este curso); o por "los 2 minutos al día que estudiará Educación para la Ciudadanía un alumno que curse los 10 años de enseñanza obligatoria".

"¿De qué hablamos: de calidad educativa o de una asignatura que, por otra parte, no hace daño a nadie?", se preguntó ayer el responsable de Educación de los socialistas valencianos, Miguel Soler, en rueda de prensa en la sede del PSPV-PSOE a la misma hora en que el titular de Educación, Alejandro Font de Mora, contraprogramaba la presentación del curso, adelantando un día la convocatoria.

Soler emplazó al consejero a que, en la práctica, centre el debate en los puntos clave donde "se juega la calidad del sistema", y no en cortinas de humo como la creada por las autonomías gobernadas por el PP que se oponen a esta asignatura de nuevo cuño sobre la Carta de Derechos y Deberes y la Constitución.

Soler recordó que "un alumno que curse los 10 años de enseñanza obligatoria (desde los 6 años en Preescolar a los 16 cuando acaba el primer ciclo de Secundaria) habrá estudiado 120 horas de Ciudadanía en 10 años, lo que supone 1 hora al mes o 2 minutos al día".

Soler le pidió, para empezar, que cambie la norma de evaluación que emitió la consejería en 2001 porque "es una barbaridad que a un niño se le permita pasar de curso sin evaluar, al término de cada ciclo, y se le fuerce a repetir el último curso, al acabar 6º de Primaria".

La falta de control de calidad en esta etapa -con una tasa cada vez más alta de fracaso que se convierte en un cuello de botella insalvable en la siguiente etapa- es una de las causas por las que cada año 16.000 de los 50.000 alumnos de Secundaria no se gradúan.

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