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Crítica:ROCK | Festival Rock Alaquàs
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Solidez

Parece que los tics de inconsistencia del FRA van quedando atrás. El festival ha alcanzado una sólida mayoría de edad, que este año se ha traducido en la ausencia total de suspensiones, el escrupuloso respeto de los horarios y unas condiciones de sonorización generalmente aceptables. La sola imagen del enorme -en comparación con otras ediciones- escenario, bien secundado por las pantallas de rigor, daba forma visual a la idea de que el certamen ha saltado hacia adelante, apuntalado en seis propuestas de renombre foráneo. Aunque el Camp de Futbol del Terç aún siga lejos de completar su aforo, quizá por el sistema de acceso (recogida de invitaciones) con el que sólo parecen comulgar los adeptos a este certamen, en su gran mayoría de fuera de Alaquàs.

XIII Festival de Rock de Alaquàs

The Charlatans, The Sounds, The Rakes, Antonomasia, Heavy Trash, Mercury Rev, Maxïmo Park, Punk Tomaka y 7º Sueño. Viernes 31 de agosto y sábado 1 de septiembre. Camp de Futbol El Terç. Alaquàs.

En este festival de horarios muy tardíos, actuar a las once de la noche es hacerlo aún casi en familia. Bien lo saben Antonomasia, cuarteto local de denso electro rock que sirvió de aperitivo el viernes para la amanerada propuesta de The Rakes, británicos dotados de buenas maneras y un repertorio digno aunque sin demasiadas aristas, que en directo se ve aquejado por el sarampión de la gran mayoría de sus correligionarios: el afectado baile de San Vito escenificado por su vocalista, en conexión con el espectro de Ian Curtis (Joy Division), es de los que se repiten ad eternum. Tan customizado como la recuperación new wave de los suecos The Sounds, más discretos sobre el escenario de lo que sus dos álbumes dejaban intuir. La nota de fiabilidad la dieron The Charlatans. Pocos hubieran dado un duro por su perdurabilidad hace más de quince años, pero siguen envejeciendo desde entonces con directos todoterreno y solventes.

La noche del sábado, bastante más concurrida, abrió fuego con el endurecido rock de tintes épicos de los maniseros 7º Sueño y el agreste punk rock -tocado por dolçaina- del quinteto femenino Punk Tomaka. Los británicos Maxïmo Park concitaron todas las atenciones para su fibroso discurso, quizá algo falto de fuelle y excesivamente dependiente de los temas de un debut cuyas bondades no reeditado. Más espectacular fue lo de Mercury Rev, que explotan el mismo montaje hace años al servicio de una ampulosidad algo desmedida, sólo rebajada con la recuperación de gemas como Holes o Goddes on a Highway. El concierto más fluido, natural y carente de pompa llegó cerca de las cuatro de la mañana, con el carismático Jon Spencer y sus Heavy Trash regurgitando blues, rockabilly añejo y honky tonk trotón en un cierre oxigenante y de lo más vitalista.

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