La prueba del topógrafo
Tradicionalmente los litigios por lindes se resolvían buscando al cabrero más antiguo y preguntándole dónde comienza un terreno y termina el otro. Los puntos de referencia eran olivares, montes, pedrizas o mojones, elementos tradicionalmente inamovibles. Si la discusión proseguía había que preguntar en el catastro, el Registro de la Propiedad o consultar escrituras.
Los problemas entre municipios plantean las mismas situaciones. Para exigir tributos se manejan normas que no dejan de resultar curiosas. Por ejemplo, si la puerta de la casa está en el término de Ojén, se deben pagar los impuestos en ese Ayuntamiento, aunque el resto de la parcela ocupe territorio de Marbella. También se manejaban otros criterios, como la caída de las aguas. Ahora lo que cuenta son los documentos, cuanto más antiguos mejor. Y si no hay acuerdo, siempre queda la prueba del topógrafo.
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