Alquiler: los jóvenes españoles quieren ser europeos
La sociedad española ha crecido mucho en los últimos veinte años, no sólo económicamente, habiendo convergido en un porcentaje muy elevado a los estándares de renta europeos. Sin embargo, existe un punto en el que divergimos y es en la forma de acceso a la vivienda en general, y en particular, en el colectivo denominado "joven".
En España, según rezan algunos titulares de prensa recientes, los jóvenes descartan el acceso a la vivienda en alquiler, a diferencia de sus homólogos alemanes, franceses, holandeses, suecos o norteamericanos, incluso si se instrumentasen mecanismos de ayuda directos. Esta afirmación, tan falsa como contraintuitiva, revela un grave desconocimiento de la realidad.
El alquiler es la opción lógica, progresista, racional y económicamente más rentable para los jóvenes
La experiencia histórica en la mayoría de sociedades avanzadas demuestra que el deseo de emancipación de la población joven se manifiesta en un tramo de edad que puede oscilar entre los 23-28 años, dependiendo de los años de escolarización y formación de cada país. En España este deseo se retrasa algo más, alrededor de los 30 años, fruto de algunos factores particulares, pero cuya causa última, según todas las encuestas, sería el problema de acceso a una vivienda. La pregunta que surge es: ¿cómo se emancipan los jóvenes en todos los países de nuestro entorno?, o dicho de otra forma, ¿todos son propietarios de una vivienda o desean serlo? Obviamente, la respuesta es que no. Este segmento de población parte del hogar familiar en un porcentaje abrumador (más del 90%) hacia una vivienda en alquiler, que muchos conservan toda su vida. Esto es posible en la mayoría de países europeos por la existencia de un amplio parque de viviendas públicas, que gestionan entes privados, pero también gracias a mecanismos fiscales y económicos que facilitan que sociedades y fondos inmobiliarios produzcan de forma masiva viviendas en alquiler. Todo esto permite un desarrollo del mercado de alquiler, a precios muy asequibles, que es muy apreciado entre la población joven europea.
En este contexto, ¿qué ocurre en la sociedad española? Según el último informe interno que realizamos en la Sociedad Pública de Alquiler, el 80% de la población entre 23-30 años desea emanciparse, pero no puede debido al esfuerzo económico necesario para acceder a una vivienda. La lógica y la racionalidad económica nos dice, y la sociedad lo sabe, que es imposible posibilitar mediante ayuda pública la compra de un inmueble a todos los que lo demanden. No hay que olvidar que la demanda de compra es infinita cuando el coste se reduce mucho, por lo que implícitamente el mensaje que lanzan los jóvenes, pero también otros colectivos, es que se articulen políticas que permitan acceder a una vivienda a precio razonable en alquiler. Es decir, quieren ser europeos.
Esto lo constatan los estudiantes que viajan a estudiar con becas Erasmus, o doctorandos, o jóvenes científicos que hacen estancias en países extranjeros que prueban los beneficios que proporciona vivir en alquiler en los estadios iniciales de una vida en libertad. Tal vez muchos de ellos sean los que en un porcentaje del 41% han declarado que preferían alquilar un inmueble si se rebajase el precio. Si este porcentaje fuese cierto, hay muchos elementos que demuestran que es muy superior, y si se suma el porcentaje de personas indiferentes, configura una gran mayoría de ciudadanos que justificaría un cambio en la orientación de la política de vivienda hacia el alquiler a precios más reducidos.
Este cambio choca con el handicap inicial de la ausencia de un parque de vivienda pública en alquiler amplio, y con un desarrollo incipiente, pero con una fuerte expansión en los últimos tres años, de las sociedades profesionales de arrendamiento y fondos inmobiliarios. Pero lo que sí se constata en el funcionamiento de estos instrumentos es que la demanda potencial existe, contrariamente a lo que muchos niegan, con listas de espera en vivienda protegida de alquiler y en sociedades profesionales de arrendamiento. El rango de población que alquila, curiosamente, oscila entre 25-35 años, lo que, de nuevo, desdice muchas afirmaciones gratuitas.
Con todo esto, es cierto que queda mucho por hacer, pero también es verdad que se ha avanzado mucho en esta legislatura. Se han articulado medidas que han cambiado la oferta de vivienda profesional, existen multitud de ayudas al propietario en el Plan de Vivienda para que ponga inmuebles en alquiler y se ha creado un producto integral de alquiler garantizado ofrecido por la Sociedad Pública de Alquiler. Es decir, se han puesto las bases para que en un tiempo prudencial el mercado de alquiler español, por el lado de la oferta, se parezca al de nuestros homólogos europeos.
En resumen, toda la sociedad, pero los jóvenes en particular, saben que para poder acceder a una vivienda digna de forma mayoritaria únicamente es posible hacerlo alquilando una vivienda a precios razonables. Por tanto, el Gobierno va a trabajar aún más para que esto sea una realidad en un periodo de tiempo razonable. No hay que olvidar que el retraso es tremendo, por ello me permito apelar a todas las instituciones para que el mensaje y la acción sean unívocos en una misma dirección. Ésta debe ser la de apoyar el alquiler como opción lógica, progresista, racional y económicamente más rentable para aquellos que quieren empezar a vivir de forma autónoma.
Alejandro Inurrieta Beruete es presidente de la Sociedad Pública de Alquiler.
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