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Reportaje:

Con la mirada en el Norte

El crecimiento de México queda en suspenso por la crisis de las 'hipotecas basura' de Estados Unidos

La crisis hipotecaria de Estados Unidos podría retrasar la recuperación de México prevista para este segundo semestre. La economía mexicana ha crecido un 2,9% hasta julio, afectada por la caída de las manufacturas y la baja en los precios del petróleo. El problema vuelve a ser la inflación que ya crece al 4,1%, muy por encima de la meta del Banco Central, entidad que espera la evolución de su vecino del norte para tomar medidas. Mientras, el Ejecutivo ha logrado aprobar la reforma de las pensiones abriendo la puerta a los necesarios cambios estructurales en temas laborales, fiscales y energéticos. Para este año se espera un crecimiento en torno al 3%, casi dos puntos por debajo de 2006.

La economía mexicana creció un 2,9% durante el segundo trimestre de este año, tres décimas menos que lo registrado en el trimestre anterior

La economía mexicana creció un 2,9% durante el segundo trimestre de este año, tres décimas menos que lo registrado entre enero y marzo y confirmando la ralentización que sufre durante este año el país norteamericano. La caída en el sector de las manufacturas y la exportación de bienes hacia Estados Unidos, sumado al descenso que se ha experimentado en el precio internacional del petróleo -una de las principales fuentes de ingresos del país-, han generado un cuadro en que la desaceleración se hace inevitable, según coinciden los analistas y bancos de inversión. Ralentización que además se podría ver afectada a partir de este curso por el desplome del mercado hipotecario de Estados Unidos, el principal socio comercial e inversor de México.

Este país logró aumentar su PIB en un 4,8% durante el año pasado, su mejor dato desde el año 2000, principalmente por el gran dinamismo de la demanda agregada durante el primer trimestre, un indicador que, sin embargo, fue decayendo con el paso del curso. De esta manera, la demanda interna creció hasta el 5% anual favorecida por la expansión del crédito al sector privado, las remesas de los emigrantes y la reactivación de la ocupación. Los otros dos factores que tiraron del carro fueron la inversión, que se elevó un 10%, y las exportaciones, que lo hicieron en un 11%. Todo ello en un contexto de incertidumbre política por el proceso electoral que dio como vencedor al conservador Felipe Calderón sobre el izquierdista Andrés López Obrador.

Factores de bonanza

No obstante, estos mismos factores de bonanza durante el curso pasado son los que han generado la ralentización durante este primer semestre. Clave ha sido la debilidad de la actividad estadounidense, el principal socio comercial de México. Durante este año las previsiones más optimistas indican que Estados Unidos sólo crecerá un 2,4%, el dato más bajo desde 2002, lo que afecta directamente a la demanda de la primera economía del mundo sobre productos manufacturados e importados desde México. En el caso del petróleo, los ingresos de México por exportaciones de crudo al país vecino bajaron 16,9% entre enero y mayo de este año, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esto significa que las arcas fiscales del país norteamericano han dejado de ingresar unos 2.000 millones de dólares.

En términos generales, la disminución de los precios internacionales del petróleo también será un elemento ralentizador para México. Los analistas coinciden en que durante este año se combinará una menor producción -hasta 3,6 millones de barriles de crudo al día en 2007- con un descenso del volumen de las exportaciones hasta un 10% en comparación a 2006. A esto se suman los precios sensiblemente más bajos, desde los 53 dólares el barril durante el año pasado hasta los 47 dólares de media este año. Las autoridades de la Hacienda mexicana han señalado, además, que los ingresos petroleros llegaron a los 36.405 millones de dólares entre enero y junio pasados, un 6,2% menos que los del mismo periodo de 2006.

La industria manufacturera es el otro pilar que se ha visto afectado. Durante el año pasado se elevó un 4,7%, el mayor crecimiento de los últimos seis años, gracias al buen desempeño de las actividades vinculadas a la demanda externa como los automóviles, los aparatos electrónicos y la maquinaria, producción que en conjunto se elevó en 10 puntos porcentuales. No obstante, este dinamismo en sectores exportadores líderes fue decreciendo a partir de la segunda mitad del año pasado, hasta caer un 3,1% durante el primer trimestre de este año. Según la CEPAL, este fenómeno junto con la pérdida del impulso de la producción de alimentos y bebidas provocó la caída de la producción manufacturera hasta el 0,1%. Asimismo, el sector industrial tampoco levanta cabeza, ya que ha crecido sólo un tímido 0,8% en el segundo trimestre de este curso.

Con todo, el Ejecutivo mexicano sigue cifrando su dato de crecimiento para este año en un 3,3% -rebajado hasta el 2,9% por analistas como el banco de inversión UBS-, a pesar de los últimos efectos de la crisis de las hipotecas en Estados Unidos. La alta volatilidad de los mercados ha impedido cuantificar el riesgo de la crisis en Estados Unidos y también en México; no obstante, todos coinciden en que se complica la posibilidad de una reactivación durante la segunda parte del año. La Bolsa mexicana ha reducido a casi un 13% su ganancia acumulada en el año, desde un rendimiento de un 22% registrado a inicios de julio. La principal razón es un clima de mayor aversión al riesgo debido al contagio de los mercados mundiales. En cuanto a efectos concretos en la economía real, los especialistas prefieren ser cautos y esperar datos de demanda y consumo del tercer trimestre.

En cualquier caso, expertos de Banamex, Scotiabank y otros bancos hipotecarios han señalado que en el país es muy difícil que se produzca una caída del mercado de las hipotecas debido a que las condiciones de financiación en México son más estrictas y los tipos mucho más altos. Frente a este escenario, las autoridades monetarias mexicanas se encuentran a la expectativa de las decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos.

Tensiones inflacionistas

Del mismo modo, el Banco Central de México ha reiterado que está intranquilo por las alzas en los precios de los alimentos, ya que podrían impedir que la inflación se encamine hacia el objetivo oficial. En estos momentos, el IPC se encuentra en el 4,1%, más de un punto por encima de la meta del organismo emisor, cifrada en el 3%. El año pasado, los precios subieron un 4,05% y los analistas han elevado sus proyecciones iniciales desde el 3,4% hasta el 3,6%.

Dentro de todo este cuadro de ralentización económica, el Gobierno de Felipe Calderón ha logrado aprobar la postergada reforma de las pensiones, considerada como el primer paso para rebajar las tensiones fiscales. En estos momentos el estado de las cuentas federales es bueno ya que su deuda externa se ha reducido hasta el 16% del PIB, su servicio se sitúa en el 13% de las exportaciones y gracias a la acumulación de reservas es acreedor neto internacional. Del mismo modo, la deuda total del sector público alcanza el 25% del PIB y, por primera vez en más de una década, se logró un superávit fiscal del 0,1% durante 2006. No obstante, la elevada ineficiencia del sector público hace que el Estado busque liberarse de la gestión de temas tan delicados como las pensiones, que ahora pasarán a ser administradas por empresas privadas. Es la primera de una serie de reformas estructurales que aguardan los mercados.

Una oficina de cambio de moneda en Ciudad de México.
Una oficina de cambio de moneda en Ciudad de México.REUTERS

¿Un gigante con pies de barro?

México ocupa la decimocuarta plaza en el ranking de economías mundiales, con aproximadamente unos 900.000 millones de dólares, superado levemente por otras potencias económicas como Corea del Sur, Canadá o España, pero fuera del selecto grupo de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), los cuatro grandes motores de la economía mundial en el mediano plazo. ¿Por qué? En gran parte por su excesiva dependencia de la economía estadounidense, escasa apertura al resto del mundo y poco desarrollo industrial a gran escala, pero sobre todo por sus elevados niveles de pobreza. Las últimas estadísticas publicadas por el propio Gobierno indican que en estos momentos existen unos 40 millones de pobres en el país, lo que equivale a poco menos del 40% de su población.

Desde el Gobierno también se señala que en los últimos seis años unos ocho millones de personas han salido de la pobreza gracias a la recuperación del ingreso y el gasto. Los mismos datos del Ministerio de Hacienda indican que los ingresos y los gastos promedio de los hogares mexicanos se incrementaron a una tasa real de 12,2% y 12,6%, respectivamente, durante este mismo periodo. Sin embargo, también hay otros datos que van en contra de estos avances: el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) indica que la mitad de los jóvenes de entre 15 y 24 años son pobres; y que casi el 60% de las niñas y niños menores de 15 años viven en las mismas condiciones.

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