El maratón de las zanjas
Las compañías eléctricas son las responsables de la mayoría de los 42,5 kilómetros de obras abiertas
El bar de Carlos está cercado. Una u de vallas rodea la fachada. Los tres escalones que suben desde la barra a la superficie coleccionan polvo. Cada vez que se abre la puerta, el tronar de la taladradora inunda la habitación. Sólo tres clientes beben cerveza a las dos de la tarde. Y así, "durante un mes y medio", se quejaba el miércoles Carlos Fernández, gerente del negocio frente al parque del Retiro, a pocos metros de la Puerta de Alcalá. Este verano, después de 30 años con el bar abierto, no ha puesto terraza. Lleva perdidos "entre 12.000 y 15.000 euros", calcula el hombre apoyado en la barra. A la entrada de su negocio, igual que otras tantas calles de Madrid, le afecta una enfermedad muy veraniega: el mal de la zanja.
Entre el ruido, las máquinas, los obstáculos y el polvo, un cartel habitual, aséptico y cortés que al hombre no le convence para nada: "Estamos trabajando por nuestra ciudad, perdonen las molestias".
Alineadas todas las zanjas que se han abierto en la capital desde el 1 de julio hasta hoy sumarían 42,5 kilómetros -la distancia que se corre en un maratón-, según el Ayuntamiento de Madrid. Más de la mitad (26,5 kilómetros) corresponde a agujeros abiertos en las aceras. Los otros 16 son los que ocupan parte de la calzada. Y "más o menos" la mitad seguirá vallada y activa en septiembre, según Pablo Usán, director general de Vías y Espacios Públicos del Ayuntamiento. "Las zanjas cabrean mucho, pero no queda otra. Aprovechamos sobre todo esta época del año porque hay menos tráfico y menos gente", señala.
Las obras de canalización están repartidas por toda la ciudad. Pero afectan más a unos puntos que a otros. Los distritos con más agujeros abiertos son Centro, con 4,5 kilómetros de zanjas, y Ciudad Lineal, donde rozan los cuatro kilómetros entre acera y calzada. Los que menos, Barajas y Arganzuela, donde apenas alcanza el medio kilómetro de vallado.
En verano se han otorgado 252 licencias para obras de canalización, una cantidad "similar a otros años", según Usán. Las compañías eléctricas Iberdrola y Unión Fenosa, con más de 60 licencias cada una y casi 17 kilómetros de calle abierta entre las dos, son las que más actividad tienen. Pero no las únicas. Con la sustitución de las viejas calderas de carbón por suministro de gas en zonas como Salamanca, Retiro o Carabanchel, Gas Natural también tiene una actividad amplia, más de ocho kilómetros, la mitad en aceras. El Canal de Isabel II roza los siete kilómetros. Y luego están otro tipo de vallas que cercan también el paso, aunque sea sin zanja. Este verano, por ejemplo, Metro ha reformado nueve estaciones y ha instalado nueve ascensores. El reasfaltado ha afectado a una treintena de calles. Se trabajó por tramos para evitar cortes de tráfico.
Pero la obra de canalización más amplia del verano está en el centro. Medio kilómetro de zanjas de Iberdrola entre Alcalá, Cibeles y Gran Vía para reforzar el suministro eléctrico de la futura estación de tren en la Puerta del Sol.
El Ayuntamiento tiene todo un protocolo antes de abrir una zanja. Reuniones con las compañías de servicio, coordinación y vigilancia a cargo de un centenar de funcionarios... No siempre sale todo bien. A principios de julio, los vecinos de la plaza del Alamillo, en Centro, impidieron a Unión Fenosa avanzar en la instalación de un transformador eléctrico para el que había abierto un boquete como una piscina. La Dirección General de Patrimonio Histórico suspendió los trabajos, al verificar que carecía de autorización.
A las vallas, agujeros y polvo se suma el ruido. María, vecina también de Centro, se queja de que la actividad en la zanja de la plaza de Cascorro la despierta antes de tiempo cada mañana. "Vivo en una corrala que da a un patio interior y, aún así, las oigo como si estuvieran dentro de mi casa", asegura. Además, la brecha de su calle está afectada por un fenómeno con tintes casi paranormales, según esta vecina. Aparece y desaparece. "El fin de semana la han cerrado, y el lunes la han vuelto a abrir", añade.
La normativa municipal impide volver a levantar una calle en cuatro años. Salvo avería o que un particular necesite un suministro específico para un nuevo negocio. Pero PSOE e IU sostienen que los plazos no se cumplen. El edil socialista David Lucas afirma que se abren 2.200 zanjas de canalizaciones (las que miden más de 25 metros de largo) y 8.800 calas (con menos de 25 metros). Son unas 60 zanjas diarias.
El concejal de IU, Daniel Álvarez, que denuncia la "falta de rigor" en la concesión de licencias de apertura de vía pública, defiende que "deberían consultarse con los vecinos". Carlos, el cercado, el del bar sin terraza, asegura que nadie le ha preguntado.
Los derechos de los vecinos
Usted, que esquiva una zanja cada mañana cuando sale a trabajar, también tiene sus derechos. Cada compañía que abra un agujero está obligada a avisarle "previamente al inicio de la obra", según recoge la ordenanza de Diseño y Gestión de Obras en la Vía Pública del Ayuntamiento de Madrid, aprobada por unanimidad en 2006. La compañía debe facilitar varios datos a los residentes de las calles por donde discurre "la traza de la obra" o cuyo portal esté en el tramo de vía municipal afectada. Entre ellos, el número de expediente de licencia, cuándo empieza y cuándo está previsto que termine, y si conlleva cortes de suministro. También tienen que facilitar un número de teléfono para que usted pueda reclamar. Todo bien visible en un anuncio en el portal.
La ordenanza también estipula que no se puede depositar materiales "a granel", como gravas y arenas, en la vía pública. Cuando tengan previsto dejar la zanja abierta más de dos meses, tendrán que colocar carteles informativos con los plazos, el promotor y el presupuesto. Ya que le han fastidiado la entrada a casa, que le mantengan informado.
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