Los monjes budistas bendicen el suelo de Barcelona, que la semana próxima acogerá al Dalai Lama
El representante del Tíbet en Cataluña dice que el dirigente budista "está fracasando"
Un centenar de personas asistieron ayer al oficio budista que la Fundación Casa del Tíbet de Barcelona organizó junto al templo de la Sagrada Familia. La ceremonia sirvió para bendecir la visita del Dalai Lama, que llegará el 9 de septiembre, y denunciar que el Gobierno chino prohíbe la sucesión de los lamas por reencarnación. La ceremonia reivindicó una "autonomía real" para el Tíbet. Thubten Wangchen, director de la Casa del Tíbet en Barcelona, aseguró que "el Dalai Lama está fracasando", pero que son "pacientes y optimistas".
Bajo el sol del mediodía, un centenar de budistas se sentaron alrededor de un altar improvisado. Al tiempo, los turistas fueron acercándose al parque de la Sagrada Familia, decorado con banderitas de colores. Thubten Wangchen explicó que el lugar se había escogido porque, de ese modo, budismo y cristianismo "se armonizaban". Afirmó también que la ceremonia tenía como objetivos "facilitar el viaje al Dalai Lama" y protestar contra la ley del Gobierno chino que prohíbe la sucesión de los lamas por reencarnación.
Siete monjes llegados de la India y el mismo Wangchen debían haber oficiado la ceremonia, pero los monjes tuvieron "problemas con los visados" y no llegaron a tiempo, así que Casa del Tíbet avisó a tres lamas que residen cerca de Sitges.
Thubten Wangchen aprovechó el acto para reinvindicar la independencia del Tíbet, aunque aseguró que ahora se conformaría con "una autonomía real". En declaraciones a este diario, el máximo dirigente del Tíbet en Barcelona explicó que "el Dalai Lama está fracasando" frente a una China cada día más influyente. "Por eso llevamos 48 años de invasión", dijo, "pero seguimos siendo pacientes y optimistas".
El próximo 9 de septiembre, el Dalai Lama visitará Barcelona, tras dos intentos frustrados, y ofrecerá una conferencia en el Palau Sant Jordi. Wangchen asegura que "sólo han vendido 5.000 entradas de un aforo de 16.000", aunque expresa su ilusión por llenar el Palau. La entrada cuesta 15 euros.
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