Lugo radiante y teatrero
Una visita con actores descubre la vitalidad de la ciudad gallega
Pasen y vean, están en el corazón de Lugo. Durante los fines de semana veraniegos, seis actores y tres músicos se encargan de mostrar los encantos de la milenaria ciudad de una manera más poética y heterodoxa que los guías turísticos al uso. Al frente de la compañía se sitúa Jorge Riquelme, un cicerone charlatán y pizpireto engalanado con su frac de pulpo escarlata, un hallazgo escenográfico al que sólo una modista de las de antes, la jiennense Carmen Soto, ha sido capaz de dar forma. Y a su alrededor, una galería de personajes hilarantes, hedonistas o sentimentales conducen al visitante por el entorno de la catedral de Santa María y de esa imponente muralla romana que abraza los sueños de los lucenses -década arriba, década abajo- desde hace la friolera de 1.800 años.
La autora madrileña María Fernanda Cosín, pareja de un actor y productor teatral pontevedrés, es la responsable del texto que asoma y resuena ocho veces por semana entre el empedrado de la ciudad vieja. El paseo arranca al pie del palacio Episcopal, se recrea en cada rincón de la catedral y enfila hacia la praza de Pío XII, donde los artistas despliegan el mantel de cuadros y organizan una merendola en toda regla. Cosín ha dejado abundantes diálogos escritos, pero los actores también ponen de su parte, y tan pronto la rotunda Ana Carreira ruboriza a algún espectador con sus piropos como nuestro amigo El Pulpo monta su particular feira sacando a bailar a alguna moza frente a la fachada catedralicia.
Exceptuando la purpúrea vestimenta del octópodo, todos los actores que representan O encanto de Lugo lucen trajes de un blanco incandescente. Puede que Cosín haya querido así contrarrestar el efecto de esos sesudos estudios socioeconómicos que se empeñan en señalar a Lugo como una de las capitales peninsulares con más inclinación hacia la melancolía. Quizá esos tecnócratas dominen las variables del producto interior bruto, la renta per cápita y demás conceptos más o menos inaprensibles, pero es seguro que nunca se tomaron la molestia de chatear por la Rúa Nova, Cruz o Armañá; apalancarse a media tarde en un banquito de la praza de España o vislumbrar el caracoleo del caudaloso Miño desde lo alto de la muralla. A sus despachos, por supuesto, tampoco llegaron nunca noticias de san Froilán, el patrón más jaranero de la comarca, que ahuyenta las borrascas de octubre con el solo aroma que emanan sus pulpeiras. Ni tampoco les informaron sobre el cromatismo de las nubes, que por estas tierras son capaces de regalar gamas de luz difíciles de concebir en otras latitudes.
Efervescencia callejera
Este Lugo radiante y teatrero, efusivo y deslenguado, presume de efervescencia callejera a la manera de una película de Fellini, inspirador más o menos inconfeso del director de todo este rebumbio, el actor madrileño Fernando Soto. O encanto de Lugo retrata una villa que ha sabido y aún sabe del dolor de la emigración, pero que combate las penas a golpe de retranca, esa media sonrisa con la que los gallegos salpimentan el camino de la vida. Lugo es la capital del "ir indo", del "vamos tirando". Y sólo en ella podríamos encontrarnos con un personaje como Vadzim Yukhnevich, el director musical de la obra, un bielorruso que se expresa en perfecto castellano con acento gallego. Vadzim es un lucense de adopción que, a sus 28 años, toca la guitarra y el acordeón, y tan pronto se arranca con una tarantella italiana como con una balada da terra o un bolerazo sin paliativos.
La visita teatralizada se ventila en una hora escasa y transcurre casi toda en castellano, aunque la actriz Yolanda Meno se expresa en un gallego musical y luminoso para el que nadie precisó por ahora de los servicios de la traducción simultánea. Y como siempre hay quien se queda con ganas de más, la Consellería de Cultura y Turismo obsequia al visitante con un librito que incluye el texto íntegro de la obra y algunas otras escenas que este año nos quedamos con las ganas de ver. Es el caso de los pescadores que lanzan sus redes para atrapar sueños al pie de las murallas, o de la zoqueira que cincela sus zuecos con tanto cariño que luego no es capaz de ponerlos a la venta, una historia que terminaría inspirando un relato del escritor lucense Ánxel Fole. Y es que el valor de un zueco, como el de la piedra, las nubes o una tarde de fino orvallo, no aparece reflejado en ninguno de esos gráficos que se manejan en los despachos de los muy doctos estadistas.
GUÍA PRÁCTICA
La visita- O encanto de Lugo se representa alrededor de la catedral, todos los viernes (19.00, 20.00 y 22.30), sábados (13.00, 19.00, 20.00 y 22.30) y los domingos (13.00), hasta el próximo 23 de septiembre. Cuesta tres euros, y los niños, 1,50 euros. Las entradas se venden en el punto de salida, en la plaza de Santa María, y en la oficina municipal de turismo, en la plaza de la Constitución, s/n (enfrente de la estación de autobuses).Información- Oficina municipal de turismo de Lugo (982 29 73 47;www.lugo.es/turismo).
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