La bomba contra la casa cuartel de Durango explotó a los 45 segundos de activarla
Los terroristas que perpetraron el atentado contra la casa cuartel de Durango (Vizcaya) el viernes pasado estuvieron a punto de fallar. El etarra que tenía que haber dejado la bomba lista para estallar se olvidó de poner en marcha el temporizador cuando aparcó la furgoneta en la trasera del edificio oficial. A los pocos segundos, cuando ya se disponía a huir con su compañero en otro coche, tuvo que volver precipitadamente a la furgoneta para activar la cuenta atrás. La puso para sólo 45 segundos. Un resbalón, un encontronazo con un guardia civil, un problema de tráfico, cualquier cosa, y su propia bomba podía haber acabado con él.
No obstante, la hora en que fue cometido el atentado minimizaba los riesgos. Los terroristas llegaron al cuartel del instituto armado sobre las 3.15, una hora inhabitual en la historia criminal de ETA, pero más segura. Menos tráfico, menos vigilancia, casi ningún testigo. Y, aún así, estuvieron a punto de fracasar.
Los dos terroristas escaparon en un Seat Ibiza alquilado en el mes de mayo en Portugal. Baltasar Garzón, titular del Juzgado Central de Instrucción número cinco de la Audiencia Nacional, envió ayer a las autoridades portuguesas la solicitud para la creación de un equipo conjunto de investigación sobre el atentado de Durango. La razón es, precisamente, el alquiler de dicho coche en el país vecino.
El juez Garzón y la fiscal Dolores Delgado serán los integrantes de ese equipo, junto a cinco miembros de los servicios antiterroristas de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en caso de que Portugal acepte crear dicho equipo y sortee las dificultades legales que ya ha alegado.
Más 'kale borroka'
Mientras, Navarra y el País Vasco volvieron a sufrir en sus calles la llamada kale borroka o terrorismo callejero. Un grupo de desconocidos lanzó en la madrugada de ayer un cóctel mólotov contra una agencia inmobiliaria de la localidad de Amurrio (Álava), un local que se encuentra situado en los bajos del edificio en el que reside el juntero del PP Santiago Abascal. El ataque apenas causó daños y ningún herido.
Casi simultáneamente, la sede del Partido Socialista de Navarra fue atacado en la localidad de Sangüesa. Unos desconocidos rociaron con líquido inflamable y prendieron fuego a la fachada de las oficinas del PSN y UGT en dicha localidad navarra, provocando daños valorados en unos 1.500 euros, según aseguró Carlos Chivite, secretario general de los socialistas navarros. Los ataques fueron condenados por el PSOE y el PP.
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