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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La OPA de Sarkozy

Nicolas Sarkozy, el hiperactivo presidente francés, parece lanzado en una OPA sobre la política de su país. No le ha bastado ganar las presidenciales y obtener una clara mayoría absoluta en las legislativas.

Ha querido, además, buscar otra forma de hacer política, integrando a pesos pesados del partido socialista en su Gobierno o en su entorno, y dejando al descubierto lo desnuda que está la oposición socialista, dividida y paralizada por sus propios deméritos y su resistencia al cambio.

No le falta razón a Bernard Kouchner, ex socialista y ministro de Asuntos Exteriores, el más popular en el Gobierno de François Fillon, cuando considera que su antiguo partido, el PS, tiene "20 años de retraso" y está metido en una "falsa guerra civil". Más allá de los enfrentamientos personales, los socialistas carecen hoy por hoy de proyecto y liderazgo, como probablemente se apreciará en su universidad de verano, que se abre hoy en La Rochelle con la ausencia de muchos de los dinosaurios de este partido.

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Mientras, con su nueva forma de hacer política y de intentar superar la tradicional división entre izquierda y derecha, Sarkozy va incorporando a personalidades del PS para que trabajen en su proyecto. Con Kouchner han entrado en el Gobierno Eric Besson, Jean-Marie Bockel o Jean-Pierre Jouyet, mientras tres de los más mitterrandianos, Jacques Attali, Hubert Védrine o Jack Lang, han recibido el encargo de preparar informes sobre, respectivamente,

los frenos al crecimiento, los problemas de la globalización y la reforma de las instituciones de la V República. El último en entrar en esta red ha sido el ex primer ministro Michel Rocard, reclutado para un comité para la revalorización de la profesión docente. A la vez, el Gobierno francés impulsa la candidatura de Dominique Strauss-Kahn a la dirección del Fondo Monetario Internacional y cuenta, entre otros, como secretaria de Estado a Fadela Amara, fundadora de Ni Putas Ni Sumisas.

Por edad o alejamiento, muchos de estos personajes no podían aspirar al poder en el PS, pero su contribución podía haber sido valiosa. Ségolène Royal, que como candidata a las presidenciales evitó una catástrofe socialista en dichas elecciones, aún aspira a hacerse con el partido. Es a la que más apoyan los militantes, entre los que hay un sector de gente más joven que propugna, sin embargo, una renovación generacional e ideológica más profunda. El gran problema de los socialistas franceses es que mientras Sarkozy impulsa su apertura, ellos no saben si disputarle el centro o tirarse a la izquierda.

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