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Crónica:Atletismo | Campeonatos del Mundo
Crónica
Texto informativo con interpretación

La rutina de los tres de Birmingham

Casado, Higuero y Gallardo pasan sin problemas a las semifinales de los 1.500

Carlos Arribas

El valor. Manolo Martínez. Tres nulos. El valor de arriesgar, de alcanzar nuevos límites, el inconformismo, llevó al lanzador de peso leonés a probar este año una nueva técnica, la giratoria. Mediada la temporada, el capitán de una gran generación de atletas españoles que se acerca al ocaso, la que nació con el Mundial de Sevilla, comprobó que haciendo girar su cuerpo como un discóbolo no iba a ninguna parte. Volvió a la técnica lineal. Su cabeza, un caos. Su cuerpo, una contradicción. Pese a ello, pese a estar mal, decidió competir en un Mundial más. Se fue deprimido pero sin arrojar la toalla. Aún tiene un invierno para limpiar telarañas, para prepararse cara a Pekín. Eso dijo. Para una temporada más, sería la 16ª en la elite mundial.

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El miedo. Mayte Martínez. El miedo de sentirse bien, de no estar a la altura de su forma. Otra de la generación que se apaga, la vallisoletana Mayte Martínez también comenzó el año arriesgado, dedicando el invierno al 1.500, lo que, definitivamente, le ha ido muy bien, como demostró ayer con una espléndida recta final en su serie de 800 metros. Las eliminatorias de 800, tanto en hombres como en mujeres, son las pruebas más condenadamente complicadas de gestionar. Es un tópico mil veces repetido aquél de que es más difícil clasificarse que lograr medalla en la final: tópico pero verdad, como ayer comprobaron en sus carnes, entre otras, la ucrania Julia Krevsun, que llegaba con la mejor marca del año, y la hermosa rusa de los ojos verdes y grises, nublados por las lágrimas al final, Svetlana Cherkasova, una de las favoritas para la victoria final. No así Martínez, la nerviosa Martínez, que aceleró lo suficiente para entrar entre las tres primeras y clasificarse. "Es que soy una gran competidora", dijo. "Estaba nerviosa porque estoy mejor que nunca. He estado todo el día acelerada, sin parar de aquí para allá, pero cuando ha sonado el disparo, me he calmado".

La rutina. Los tres de Birmingham. Los herederos. El grupo que lleva el peso del relevo generacional. Juan Carlos Higuero, Sergio Gallardo y Arturo Casado coparon el podio de los Europeos en pista cubierta, el pasado invierno en Birmingham. Ayer comenzaron su camino hacia la final del miércoles. Su rutina clasificatoria. Lo hicieron de aquella manera. Gallardo mostrando sus límites; Higuero con susto; Casado, regular. Pasaron ronda y, al mismo tiempo, comprobaron que el enemigo no es un tigre de papel. Que Mehdi Baala, el fino francés de origen marroquí, el que ganó por un dedo la plata del Mundial de París a Reyes Estévez, corre fácil y fluido; que Rashid Ramzi, el oscuro, el marroquí nacionalizado en Bahréin que desapareció del mapa después de proclamarse doble campeón del mundo -800 y 1.500 metros en Helsinki hace dos años-, ha regresado con fuerzas y ganas; que Alan Webb, el yanqui, también está en forma... Al menos también pudieron ver que algunos de los que tenían marcados como peligrosos, como el tremendo ucraniano Ivan Heshko, quedaban eliminados, y que otros, como el peligroso keniano Daniel Komen, pasaban por tiempos y por los pelos.

Higuero, como casi siempre, se manejó caóticamente en la selva táctica de las clasificaciones y se pasó de confiado. En su serie, la primera, marchaba tan tranquilo a rueda de Webb, que abría pasó, que se olvidó de que es peligroso quedarse encerrado. En la última curva, cuando empezaron a acelerar por detrás, lo notó. De repente, se vio rodeado. "Y por delante no me abrían paso", dijo el arandino. "Pero bueno, en lugar de ponerme nervioso me dije que habría que esperar a la recta. Allí forcé y me metí por el interior, así que se puede decir que he ahorrado por defecto: en lugar de correr los últimos 200 metros sólo he forzado en los 100". Maneras de ver el mundo, en efecto. Casado, el inmenso madrileño de Santa Eugenia, por su parte, prefirió darle gusto al cuerpo en su serie, que ganó esprintando en la recta. "He vivido sensaciones raras, por la hora, por el calor, por la humedad", dijo Casado. "Pero eso lo habrán sufrido todos. Al final, sí, quise ganar la serie, darme ese lujo, tener ese privilegio". Todo, claro, dentro de la rutina.

Arturo Casado se impone en su eliminatoria.
Arturo Casado se impone en su eliminatoria.REUTERS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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