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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Impacto real

Con independencia de la naturaleza específica de las crisis financieras y de su origen concreto, en un contexto de tan elevada integración financiera, el contagio está garantizado. Lo estamos comprobando desde hace varias semanas a través no sólo de la rápida permeabilidad geográfica de las cotizaciones bursátiles, sino de los precios de otros activos financieros a lo largo y ancho del planeta.

La economía española, con su elevado grado de apertura internacional, no es inmune a ese tipo de perturbaciones tan prolongadas como la originada por la crisis hipotecaria estadounidense. Que el funcionamiento del mercado hipotecario español sea más fiable y mejor supervisado que el estadounidense, o que la inversión en fondos que contengan títulos vinculados a las hipotecas subprime (de solvencia baja) sea muy reducida y afecte a pocos fondos de inversión, no significa que la economía española esté a salvo del efecto contractivo que esa crisis va a ejercer.

Los responsables del FMI acaban de admitir el impacto de la crisis sobre el crecimiento de la economía mundial a través, en primer lugar, de una desaceleración superior a la prevista en la economía estadounidense, la mayor del mundo. Pero también las mayores cautelas crediticias, que ya se están poniendo de manifiesto en todas las economías avanzadas, la española incluida, influirán sobre la actividad económica. A pesar de las muy importantes inyecciones de liquidez que han realizado los principales bancos centrales del mundo, el endurecimiento de la financiación crediticia es un hecho que afectará a todas las economías, pero más a aquellas en las que las necesidades de financiación externa son mayores, como la española, con uno de los mayores déficits exteriores del mundo. Las familias y las empresas altamente endeudadas encontrarán un ambiente menos propicio a la financiación o refinanciación de sus deudas, lo que se dejará notar en la confianza de los agentes y en el crecimiento de la economía, en una magnitud que dependerá de la prolongación de esa suerte de metástasis asociada a la crisis.

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Convendría, por tanto, que todos -Gobierno, partidos que le apoyan y oposición- abordaran el próximo debate presupuestario en España considerando que el entorno económico global va a ser bien distinto al que presidió los pasados Presupuestos, incluso al que sirvió para hacer el cuadro macro del Gobierno el pasado julio.

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