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El Superior avala la actuación del ex jefe de Policía en la destitución de un comisario

El fallo indica que Barón no cometió desviación de poder, pese a sus comentarios "hirientes"

El Tribunal Superior ha fallado que el ex jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Barón, no incurrió en desviación de poder cuando decidió destituir de su puesto al comisario que luego le denunció por acoso laboral. La sentencia subraya que Barón empleó en los informes reservados sobre los que sustentó el cese "calificaciones excesivas, hirientes, innecesarias y hasta probablemente inveraces", pero el demandante no ha logrado probar que hubiese una intención de represaliarle. Esta decisión y la recientemente adoptada por la Audiencia vizcaína, que absolvió al comisario del delito de denuncia falsa presentado por el ex jefe superior, cierran el caso Barón en los juzgados.

El caso Barón, la denuncia por supuestos acoso moral y psicológico y malversación de fondos presentada por un comisario contra el anterior jefe superior de Policía en Euskadi, llegó a los tribunales en marzo de 2004. Ese mismo mes se produjo la confirmación del cese del citado comisario como jefe de la Unidad de Gestión de la Jefatura, decidido en noviembre de 2003 por la Dirección General de la Policía.

Tras una investigación de un año, el Juzgado de Instrucción número 8 de Bilbao archivó la denuncia al entender que la investigación no había probado un trato "especialmente humillante", ni el desvío de fondos de la residencia policial de Basauri por el entonces jefe superior.

Barón estuvo destinado en Euskadi entre 1999 y el verano de 2005, cuando fue propuesto por el entonces director general de la Policía, Víctor García Hidalgo, para ocupar el puesto de jefe superior en Madrid, en el que continúa.

La resolución de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del alto tribunal vasco, notificada en febrero pasado, rechaza la pretensión del comisario de que su cese como jefe de la Unidad de Gestión estuviese motivado por la supuesta animadversión de Barón contra él o como una represalia o "sanción encubierta", y no por la simple pérdida de confianza del comisario en él. Dicho puesto era de libre designación. "El criterio motor" del cese no fue otro que "propiciar el buen funcionamiento" de la Jefatura Superior, añade el texto.El presidente de la sección primera de la Sala, Javier Murgoitio, ponente del fallo, sostiene que el comisario recurrente no ha podido probar la existencia de una represalia y que de sus alegaciones "no es deducible". El magistrado recuerda que "la concurrencia de desviación de poder no puede fundarse en meras presunciones o conjeturas", siendo necesario "acreditar hechos o elementos suficientes" que confirmen que, en este caso, el entonces jefe superior usó torticeramente las potestades que le da la ley para proponer el cese del titular de un puesto de libre designación.

Por ese motivo, el Superior desestima el recurso que el comisario interpuso contra la decisión de la Dirección General de la Policía de marzo de 2004, que confirmaba otra del 28 de noviembre anterior, de destituirle en su puesto.

La sentencia, contra la que no cabe recurso, indaga en las formas y argumentos que Barón empleó en varios informes reservados para proponer el cese del mando policial, que llevaba entonces más de 38 años en ese puesto y había sido condecorado en varias ocasiones.

"Acoso psicológico"

De hecho, aunque el tribunal delimita con claridad que no es objeto del pleito "determinar y reparar una [supuesta] situación de acoso psicológico" denunciada por el comisario por la vía penal y ya archivada, ello no significa que la "situación real producida sea del todo indiferente al objeto" de la causa. Su "contenido", argumenta el fallo, "puede llegar a incidir sobre la validez del acto administrativo [el cese]". La Sala reconoce que los informes reservados que Barón redactó sobre el comisario están "teñidos de cierto subjetivismo" e incluso incorporan "afirmaciones desvalorizadoras del buen hacer profesional" del mando. Y prosigue: "El hecho de que en tales solicitudes de cese, además de un análisis sobre problemas de relación y aptitudes concretas del informado, existieran calificaciones excesivas, hirientes, innecesarias y hasta probablemente inveraces en algunos casos (específicamente en lo referente a la global devaluación a la que se sometía la total trayectoria policial del afectado y a su capacidad general para desempeñar la jefatura gestora que ostentaba, que, antes bien, parece estar fuera de toda duda) sugiere en efecto un ánimo particularmente distanciado y hasta hostil" de Barón.

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