_
_
_
_
Reportaje:ARTE

La historia se cae a trozos

Un grupo de pintores se moviliza para salvar las imágenes y los 'graffiti' de la parte este del muro de Berlín, ya muy deterioradas

Unos 1.300 metros de hormigón, el mayor vestigio aún en pie del muro de Berlín, se encuentran hoy en tan mal estado que peligran las pinturas conmemorativas a las que sirven de soporte. Se trata de la East Side Gallery (Galería de la parte este, por la zona de la ciudad en la que está), una de las mayores muestras de arte al aire libre del mundo.

Buena parte de sus pinturas apenas pueden ya reconocerse tras los graffiti y los desperfectos causados por los rigores del clima berlinés. Lo que hoy es una atracción turística de primer orden fue obra de 118 artistas llegados de 24 países. Pintaron sobre la parte oriental del Muro 106 imágenes que representan la historia y la caída de la frontera entre el Berlín occidental y el oriental. Es el mayor resto en pie del tramo visible de la línea de separación entre la democracia capitalista de la República Federal Alemana (RFA) y el régimen socialista "de los campesinos y trabajadores" de la República Democrática Alemana (RDA).

Tras una renovación parcial en 2000, la Iniciativa de Artistas de la East Side Gallery pide ahora a las autoridades que facilite con urgencia fondos para la restauración de las obras. Quieren que sean repintadas por los mismos pintores que lo hicieron en su momento. Cinco de ellos ya han muerto.

Para reparar la East Side Gallery hará falta una obra considerable. El metal de la estructura se corrompe en el interior del cemento. La lluvia, el viento y la nieve hacen labor de zapa. Los escapes de los vehículos dan la guerra química. Legiones de turistas se emplean con sprays y rotuladores en cualquier resto intacto de pared. Unos cincuenta metros de galería cayeron ya, víctimas de las obras alrededor del moderno estadio polideportivo y multifunción que se construye en la zona. Erich Honecker, jefe de Estado en la RDA, creía en 1989 que el Muro "de contención antifascista" dividiría la ciudad por "otros 50 o 100 años más". Cayó en noviembre de aquel mismo año bajo los martillos y los picos de cientos de ciudadanos de la RDA. Su apertura fue el preludio festivo del hundimiento del sistema político socialista que había gobernado medio continente desde el final de la Segunda Guerra Mundial. El estado lamentable que presentan sus restos una década y media después sugiere que el Muro, en pie desde 1961, podría haberse caído solo.

A pesar de que no es parte del trazado de la antigua frontera, definida en esa zona por el río Spree, el tramo que ocupa la East Side Gallery da una idea del aspecto que tuvo el Muro visto desde la parte occidental. Su cara oriental no pudo pintarse hasta que dejó de ser frontera, en 1989. Eran precisamente los habitantes del barrio de Friedrichshein quienes más a menudo tenían que pasar cerca del Muro, cuya superficie gris y constantemente vigilada era para los orientales el límite tangible de cualquier desplazamiento. No se sabe a ciencia cierta cuántos murieron al tratar de atravesarlo, pero se calcula que entre 86 y 200 ciudadanos de la RDA cayeron bajo el fuego de los vigilantes.

La policía del Berlín occidental no se molestaba en proteger su lado del Muro. Cualquiera podía pintar o escribir sobre la tremenda superficie de la pared, de modo que muchos de los 43 kilómetros del Muro sirvieron de soporte para los graffiti y las pintadas reivindicativas más o menos originales.

La visita a la East Side Gallery, pintada en 1990, se recomienda hoy en todas las guías. Algunas de sus imágenes, como la que estiliza el célebre beso con el que Honecker recibió al mandatario ruso Leonid Bréznev en 1979, son tan conocidas como el propio Muro.

Si la desgracia imprime carácter, a Berlín no debe de faltarle. Las masas de visitantes que cada día toman al asalto los principales centros de la ciudad buscan restos de las catástrofes que la hicieron famosa. Si bien los admiradores de la película candidata al Oscar en 2005 El hundimiento no podrán visitar el búnker de la cancillería donde Adolf Hitler se voló los sesos, quienes se emocionaron con La vida de los otros, ganadora del Óscar este año, pueden acceder al más famoso resto de aquella época. La East Side Gallery es parte del símbolo por antonomasia de la guerra fría y de las décadas de dictadura del Partido de Unificación Socialista (SED). Cualquiera puede acercarse para arrancarle un pedazo que llevarse a su casa o para rubricar qué día pasó por Berlín otro turista con rotulador.

Su estado actual llevó a varios pintores a asociarse en la Iniciativa de Artistas East Side Gallery para promover la restauración. Su presidente, Kani Alivi, explica que su grupo organizó en 2000 el remozo y repintado de 330 metros de Muro. Los trabajos los financió una empresa privada de producción de pintura. Aquellas obras costaron medio millón de euros. Ahora, Alevi advierte de que la obra es compleja y de que exige la reparación del hormigón, que empieza por su estructura metálica. Después, se trataría de que los autores originales repintaran las obras.

¿Presupuesto total para restaurar las obras? otros dos millones de euros. Según Alevi, una cantidad "razonable" que el erario público debería desembolsar lo antes posible, "porque ya han muerto cinco de los artistas que vinieron en 1990".

La East Side Gallery se encuentra en Friedrichshein Kreuzberg, un distrito compuesto de dos barrios antiguamente separados por el Muro. Su unión administrativa quiso ser un símbolo de la reunificación ciudadana. Las autoridades competentes dicen ahora que ya han dado luz verde a la reparación del Muro por 1,3 millones de euros. Queda en el aire cómo se costearán los 700.000 euros que la iniciativa de Alevi considera necesarios para sufragar los gastos de viaje, trabajo y manutención de los pintores.

El regidor del distrito, el verde Franz Schulz, no ha respondido en los últimos días a las preguntas de este periódico. Una experiencia parecida a la que ha vivido Alivi, quien denuncia: "El distrito nos va dando largas una y otra vez, con la esperanza de que nos cansemos". El pintor concede un plazo hasta septiembre para que el distrito tome una decisión: "Después tendremos que apelar a otras instancias, antes de que sea demasiado tarde".

Irónica pintura sobre el célebre beso con el que el alemán Erich Honecker recibió al ruso Leonid Bréznev en 1979 .
Irónica pintura sobre el célebre beso con el que el alemán Erich Honecker recibió al ruso Leonid Bréznev en 1979 .AP
Paseantes bordean el muro en la zona conocida como <i>East Side Gallery</i>.
Paseantes bordean el muro en la zona conocida como East Side Gallery.AP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_