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Reportaje:

Un secuestro de andar por casa

Detenidos cuatro personas que capturaron a un hombre al que olvidaron quitar el teléfono móvil, con el que avisó a sus familiares

F. Javier Barroso

Los secuestradores de un ciudadano boliviano capturado la semana pasada en Madrid no eran especialmente hábiles. Los delincuentes optaron por capturar a este hombre, cuñado de un compinche suyo al que habían prestado 20.000 euros para comprar droga en Suramérica. Decidieron poner por medio más de 350 kilómetros para evitar a la policía. Se marcharon a Valencia, pero olvidaron un detalle fundamental. Dejaron el teléfono móvil a su víctima, desde el que pudo mandas mensajes de texto a su compañera sentimental. Eso le ha permitido a la Guardia Civil detener a los supuestos autores y recuperar más de 1.200 plantas de marihuana y dos kilos de cocaína.

La historia de este rocambolesco secuestro comienza el pasado 16 de agosto, cuando el ciudadano boliviano salía de su domicilio, en el barrio del Pilar. Los captores le querían como moneda de cambio para recuperar el dinero prestado. Su primer destino fue un domicilio que tenía la organización en la primera planta del número 35 de la calle de Reverendo Tramolleres, en la ciudad del Turia. Allí permaneció dos días, sin que nadie supiera dónde estaba. Se comunicó por mensajes de móvil, pero sin facilitar detalles de su ubicación, según fuentes del caso.

Los secuestradores decidieron cambiarle de domicilio. Le trasladaron a un chalé a las afueras de Valencia. El hombre pudo ver algunos carteles y mandó nuevos SMS. En ellos dudaba de si se encontraba en Chiva o en Godelleta. La Guardia Civil comenzó a rastrear la zona para ver si le encontraba. Determinantes fueron los detalles que iba dando a su compañera. "Delante veo un chalé con ladrillos rojos", le dijo en un mensaje. Poco a poco dio más pistas que permitieron que los investigadores llegaran hasta una urbanización de Chiva, a 31 kilómetros de Valencia por la A-3.

Una vez localizada la urbanización, los guardias vigilaron la zona para ver cualquier movimiento. El dispositivo dio sus resultados. Los agentes observaron a la una de la tarde del pasado lunes a dos personas que salían de un chalé, en el número 14 de la calle de Zaragoza. Uno tenía unas características físicas que correspondían a las del boliviano. Los guardias interceptaron la furgoneta en la que se desplazaban. Detuvieron al conductor y liberaron al secuestrado.

Los investigadores continuaron con las pesquisas hasta llegar al piso de Valencia, donde detuvieron a un hombre y a una mujer. Al día siguiente fue arrestado un cuarto integrante de la banda, según el instituto armado.

Tras conseguir el preceptivo mandamiento judicial, la Guardia Civil registró los domicilios con que contaba la organización. En ellos descubrió un laboratorio clandestino para la adulteración de cocaína y dos kilos de este estupefaciente de gran pureza, además de útiles y sustancias para la preparación. También fueron intervenidas una pistola del calibre 9 milímetros con munición, un machete, un aparato de descargas eléctricas y joyas.

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La parte más suculenta estaba en el chalé de Chiva, donde había una plantación de marihuana, con 1.200 ejemplares con un peso total de 142 kilogramos. Toda la parte baja de la vivienda había sido preparada para el cultivo de esta droga. Los cuatro detenidos pasarán hoy a disposición del juzgado de guardia acusados de detención ilegal y tráfico de drogas.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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