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Imputados dos agentes por la muerte de un inmigrante al que custodiaban

El nigeriano Osamuyi falleció en el avión en el que era deportado

La titular del juzgado de instrucción número 1 de Elche dictó ayer libertad para los dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía que custodiaban a Osamuyi Aikpitanyi, el joven nigeriano de 27 años que murió el pasado 9 de junio en el avión en el que era deportado a Lagos. Los dos agentes, que prestaron ayer declaración por espacio de cinco horas han sido imputados por un presunto delito de homicidio imprudente.

El abogado de la acusación particular, Pedro Víctor de Bernardo, que representa a los familiares del nigeriano muerto, se mostró ayer disconforme con la imputación, así como con el hecho de que no se hayan pedido medidas cautelares de prisión o fianza para los policías. Los familiares consideran que los agentes que custodiaban a Osamuyi lo mataron y piden justicia. "Todos saben que ellos han matado a mi hermano", aseguró Chester Aikpitanyi, quien subrayó también que la autopsia revelaba que el joven nigeriano tenía sangre en los pulmones.

Osamuyi Aikpitany vivió en España cuatro años. El joven llegó al país desde una población al sur de Nigeria donde ayudaba a sus padres a vender pescado y en España fue acogido por sus hermanos, residentes en Madrid desde hace 16 años. No tenía antecedentes penales en Nigeria y en España había sido detenido en numerosas ocasiones, la mayoría de las veces por cuestiones de desobediencia a la autoridad o trifulcas de pequeña entidad. Una abogada de oficio le representaba en el expediente de deportación que finalmente se hizo firme y que se ejecutaba el día de su muerte. Los dos policías que le custodiaban en el vuelo que le llevaba a Lagos solicitaron, tres cuartos de hora después de despegar, la presencia de un médico. El piloto tomó tierra en el aeropuerto de L'Altet, el primero que autorizó el aterrizaje, aunque Osamuyi llegó cadáver.

Los familiares acudieron al juzgado de Elche para seguir de cerca el procedimiento procedentes de Madrid y acompañados de representantes de la Asociación de Nigerianos en España, así como del cónsul de Nigeria, Wale Oloko. Los familiares salieron del juzgado insatisfechos con el resultado de la declaración.

Los agentes de policía, asistidos por sus abogados, prestaron declaración durante cinco horas y respondieron tanto a las preguntas de la juez como a las de la fiscal y del abogado de la acusación particular. Los abogados defensores no hicieron preguntas y tampoco quisieron hacer declaraciones a la salida del palacio de justicia. Sí lo hizo el abogado de la acusación particular De Bernardo, quien aseguró que el informe de la autopsia practicada al cadáver del nigeriano revela que murió de manera violenta por asfixia o sofocación. El abogado insistió en que los policías no hablan de mordaza en la boca sino que aseguran que le pusieron una cinta aislante "que no ocluía la boca, con la intención de que no se mordiese la lengua y para impedir que pudiese morderles". De Bernardo, sin embargo, asegura que en la autopsia se describen "restos de pegamento de la cinta aislante en la perilla". El letrado denunció también algunas contradicciones entre las declaraciones de los dos agentes.

El nigeriano, según el testimonio de las azafatas y el sobrecargo, iba esposado de pies y manos y con la boca tapada. Viajaba entre los dos agentes que le custodiaban sentado en la última fila del avión y sólo lo vieron al entrar ya que después se corrió una cortina que lo ocultaba del resto del pasaje.

El abogado de la acusación pedirá la declaración de estos testigos en el juzgado de Elche, que es el competente en la muerte ya que el avión, al producirse el hecho, aterrizó en L'Altet. Estos testigos han hecho una primera declaración en los juzgados de sus domicilios pero el abogado cree que pueden aportar más datos.

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