_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El país de las 100.000 fiestas

Aunque crean lo contrario, no he intentado pensar en un reclamo publicitario para promocionar a Galicia. Soy consciente que en otros lugares se utiliza algo parecido, y así se definen países como los de los 100.000 lagos, ríos, fuentes o castillos. Lo cierto es que si analizamos estos meses que van desde junio a septiembre contemplamos que, más o menos, estamos siendo convidados a más de 100.000 conmemoraciones. Toca aproximadamente a tres jolgorios gastronómicos por entidad de población y podemos escoger entre una amplia variedad de productos sin tener que repetir. Las fiestas no distinguen ideologías; están organizadas por gobiernos o asociaciones de derechas y de izquierdas, nacionalistas y centralistas. No tienen color político ni una adscripción estricta vinculada con la base económica local o adyacente: hay fiestas del marisco en el interior del país y de exaltación del potro en municipios costeros; de vino en el norte y de carne de vacuno en el sur. Y finalmente, las fiestas no tienen porque exaltar a un patrón o a una virgen; basta simplemente tener ganas e interés en convocar a la sociedad, para que el acontecimiento se consolide y renueve su fervor cada año dada la hospitalidad generada.

Esto nos muestra que A Nosa Terra no se divide en áreas metropolitanas tan claras y definidas, como afirma la Xunta, sino que estamos en una sociedad más compleja, que a simple vista parece muy uniforme en lo que atañe a los aspectos geográficos-gastronómicos. Pero si escudriñamos en su análisis, observamos que es muy diversa y poliédrica, con muchos matices. Lo interesante de este mosaico reivindicativo de fiestas gastronómicas no es únicamente su variedad, sino la actitud de entrega a dichas invitaciones colectivas por parte de la sociedad en su conjunto, así como la ansiedad que mostramos para abordar, con la mayor prontitud posible, una nueva oportunidad de aquella convocatoria que siempre nos atrajo y en la que es máximo nuestro disfrute.

Dando un paso más, podemos decir que cuando analizamos esas 100.000 fiestas gastronómicas a lo largo del país también estamos enfatizando la existencia de una demanda elevada de un producto y la de un consumidor exigente, que recurre año tras año a un compromiso de fidelización con su bien favorito. En la medida que Galicia es uno de esos países que posee una base productiva muy potente de productos alimentarios llaman la atención dos cuestiones relevantes. La primera es que, a pesar de la variedad de productos, todavía no poseemos las organizaciones de productores que regulen de manera homogénea la calidad total de los productos ofertados en el mercado. Es decir, contando con numerosas Denominaciones de Origen protegidas (DO), no lo son en términos suficientes para hacerlas valer en las fiestas gastronómicas, en donde predomina una oferta muy dispersa y sin reclamo publicitario a favor de la defensa de nuestro producto protegido. Por tanto, esta lucha es desigual, y nos estamos olvidando de los esfuerzos en pos de la calidad y de las normas estandarizadas para su promoción internacional. Y en segundo lugar, se aprecia una clara distinción entre los productos normalizados y las preferencias de los consumidores. Por ejemplo, son mayores las preferencias por productos normalizados que la propia representación que poseen las DO. El caso de la ternera gallega es un buen ejemplo de ello; la ternera gallega (DO) agrupa en torno al 35% de la producción total de Galicia y los consumidores en un 85% de los casos demandan dicho producto. Vemos, pues, que el diferencial a favor de la consolidación de una DO es muy potente. Otro ejemplo sería el del mejillón. Verán ustedes que siendo el país de las 100.000 fiestas, también podríamos ser el país de las 100 denominaciones de origen normalizadas para poder impulsar internacionalmente nuestros productos y para que el consumidor afiance su consumo y se refuerce la fidelización, incluso en las fiestas gastronómicas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_