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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Rabat acosa a la prensa

La prensa marroquí, sobre todo los semanarios independientes, sufre con frecuencia el acoso de un Gobierno que, directamente o recurriendo a la justicia, les recuerda que hay líneas rojas infranqueables. El reinado de Mohamed VI está salpicado de atropellos a la libertad de expresión, empezando por el cierre, hace ya siete años, de Le Journal, Demain y As Sahifa. Este verano, dos semanarios han sido secuestrados y los directores de cuatro publicaciones (El Watan Al An, Al Ousbou, Nichane y Tel Quel) acusados por publicar informaciones supuestamente falsas, reproducir documentos secretos u ofensas al rey.

La fiscalía ha considerado que las críticas al último discurso del trono de Mohamed VI, formuladas en un editorial publicado conjuntamente por Nichane y Tel Quel, equivalían a una injuria. La monarquía, la "integridad territorial" (Sáhara Occidental) y el islam siguen siendo temas tabúes a los que, en función de la coyuntura política, se añaden otros, como la corrupción. En el caso de El Watan Al An, su escarmiento ha abarcado también a las supuestas fuentes del semanario. Ocho militares fueron condenados la semana pasada a penas de hasta cinco años de cárcel por filtrar dos notas, bastante anodinas, de los servicios secretos. Y uno de sus redactores fue sentenciado ayer a ocho meses de prisión firme.

Marruecos tiene una prensa menos amordazada que el conjunto del mundo árabe, pero el Código de 2002, que otorga amplios poderes represivos a la autoridad gubernativa, y algunos de sus equívocos artículos son incompatibles con la libertad de expresión. A la legislación se añaden las citadas líneas rojas, tabúes informativos que el entorno del rey fija para coartar más esa libertad. Como a Rabat le sigue pareciendo poco, prepara un nuevo código que mantiene la mayoría de los actuales delitos e incrementa incluso las multas.

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El Centro de Protección de los Periodistas, una ONG solvente con sede en Nueva York, concluía el mes pasado: "La libertad de prensa ha retrocedido de forma significativa durante los últimos cinco años". Es decir, tras el asentamiento de Mohamed VI. La persecución desatada desde hace un mes confirma este sombrío diagnóstico. Rabat es un socio privilegiado de la Unión Europea y su acuerdo de asociación incluye una cláusula destacada sobre derechos humanos. Pero la UE, y especialmente sus miembros más afines a Marruecos, España y Francia, prefieren mirar hacia otro lado.

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