Sigue con nosotros
La cosa está tan cruda que confieso haberme sentido defraudado al comprobar que Antena 3 no cumplía con el anuncio del estreno de un culebrón de tarde, el colombiano Madre Luna, ambientado en una plantación de arroz. En su lugar continúa En antena splash, que todos los (pocos) observadores que tenía daban por fenecido. Envalentonado por esta inesperada supervivencia, el programa de chismorreo de Ximo Rovira ofreció el lunes un repaso exhaustivo (en los dos sentidos) al caso de la desaparecida Madeleine, en el que se insinuó que los padres están haciendo su agosto con el merchandising del triste asunto: el padre reparte al salir de misa unas pulseritas de recuerdo de la niña, pero después otros asociados las van vendiendo a tres euros la pieza.
Donde sí hubo novedad es en Cuatro, que empezó a calentar motores de su segunda edición de Supermodelo 2007 con una arrancada divertidísima en la que, sabiendo de nuestro lado sádico y de las carencias físicas del telespectador medio, se ofrecían los castings previos a la elección de las veinte chicas finalistas. Las situaciones pasaban de la alta costura a las bajas pasiones con fluidez: a una perdedora le aconsejaba su jueza mejorar su modo de vestir, a lo que la chica, mirando a cámara con ira, decía: "Pues mira que la ropa que lleva ella...". Los cinco jueces deambulaban entre las aspirantes como demiurgos. "Sigues con nosotros" era el abracadabra del triunfo. Entre las que no siguieron hubo de todo; la faltona, la patética, la filosófica ("si a mí es que sólo me ven mona mi madre y mi novio") y la acusica, una hija con una madre de apoyo, empeñadas ambas en denunciar a otra de las seleccionadas por bajita. También se dio la situación bíblica de dos hermanas candidatas y una sola elegida, así como la parábola de la recompensa al justo: la guapa muchacha con un vestido Mondrian que más que modelo lo que quiere es ser médico militar en misiones humanitarias. Pero fue tocada por la mano celeste, así que, como corroboró la narradora, primero el concurso y después Dios dirá.
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