Elvire Braunschweig-Krémis, ex bailarina, mecenas y pintora

El día 5 de agosto moría reoentinamente en su casa de Vevey, Suiza, a los 85 años, la pintora y ex bailarina Elvire Braunschweig-Krémis, según lo comunicó su marido, el industrial y filántropo Philippe Braunschweig, a un diario local hace tres días.

Elvire y Philippe eran dos figuras legendarias del mecenazgo para la danza, no sólo en Suiza sino en toda Europa. Ellos se habían conocido en 1950, se casaron, y eso hizo que Elvire abandonara su carrera de bailarina en una espléndida madurez, tuvieron dos hijos y vivieron en Estados Unidos, pero volvieron a Suiza y nunca se desvincularon del ambiente del ballet.

En 1972 fundaron el concurso Premio de Lausana, para jóvenes bailarines en categorías junior y senior, que pronto se convirtió en un certamen serio de referencia en la especialidad del ballet. Elvire hizo que se integraran en las competiciones de Lausana bailarines importantes del este de Europa. Ya jubilada de sus menesteres de directora, se mantenía actualmente vinculada a la mesa de patronos y estaba concentrada en su actividad de pintora de éxito.

Elvire Krémis había nacido en Bielorrusia en 1923, y emigró muy niña con su familia a París primero y Niza después dentro de las diásporas de rusos blancos, estableciéndose en la Costa Azul francesa, donde su madre la llevó al aula de Julia Nicolaievna Sedova, bailarina de los Ballets Imperiales de San Petersburgo, y de cuya clase salieron también en aquellos años George Skibine, Serge Golovine y Melikova, entre otros célebres.

Allí Elvire encontró a Roland Petit, pero su debú fue enseguida en la Ópera de Niza bajo la dirección de Charles Céfail. Después trabajó bailando en la Ópera de Marsella al mismo tiempo que Liudmila Thcherina y Edmond Audran, y en esta época conoce a Maurice Béjart, con quien frecuenta la aventura de los Ballets de Vichy, en un grupo legendario, pasando también por las óperas de Lyon, Estrasburgo y Burdeos.

Al acabar la II Guerra Mundial, se integró en Les Ballets de Paris de Roland Petit, pero al conocer al que sería su marido, dejó de bailar. En Estados Unidos conoció a Rosella Hightower con quien inició una fructífera amistad para toda la vida. Elvire fue la artífice de que Maurice Béjart, cuando cerró el Ballet del Siglo XX en Bruselas, se trasladase a Lausana y fundase el Béjart Ballet Lausanne, que hoy aún funciona ejemplarmente como compañía y escuela.

Hace unos años, Elvire expuso por primera vez sus pinturas en la galería Nelly L'Eplattenier, con sus figuras coloristas de bailarinas rusas, ángeles y animales, y el éxito de crítica la animó a seguir pintando y exponiendo, lo que hizo hasta sus últimos días.