Otras amenazas

Largas condenas esperan a los violadores en serie. Por ejemplo, el conocido como el violador de Pozuelo, el brasileño Juvenilson Días da Silva, fue condenado en junio del año pasado a 326 años de cárcel. Él mismo se declaró culpable en la primera y única jornada del juicio. Días da Silva reconoció que había abusado sexualmente de 19 mujeres entre agosto de 2000 y julio de 2003 en diferentes lugares de la Comunidad de Madrid. La Audiencia Provincial obligó entonces a que el condenado siguiera "un tratamiento rehabilitador y resocializador riguroso para agresores sexuales", algo que él mismo había pedido.
Arlindo Luis Carbalho Corbero, de 41 años, conocido como el violador de Pirámides, y considerado el mayor violador en serie de España, fue condenado en 2000 a 514 años de prisión por 28 delitos de agresión sexual con detención ilegal y robo con intimidación. Pero el límite de cumplimiento efectivo de su pena se vio reducido automáticamente a un máximo de 20 años por disposición legal. Sin embargo, a decisión del Tribunal Supremo, que ratificó la sentencia en 2001, los beneficios penitenciarios y el tiempo del cómputo para la libertad condicional se refieren en su caso a la totalidad de las penas impuestas, dada la peligrosidad del sujeto. El violador tendrá que cumplir la práctica totalidad de los 20 años.
Muy peligroso demostró ser Pedro Luis Gallego, el violador del ascensor, condenado en julio de 1995 a penas que sumaban 50 años por la Audiencia Provincial de Burgos. Había violado y asesinado, en enero de 1992, a una estudiante de 22 años. Gallego, antiguo mecánico ascensorista, sumaba entonces condenas de más de 200 años por numerosos delitos sexuales y por el asesinato en 1992 de una joven de Valladolid. Su modus operandi le valió imitadores, como Víctor José Mojarro Cruzado, también conocido como el violador del ascensor de Huelva, sobre el que pesa una condena de 141 años de prisión por haber agredido sexualmente a 18 jóvenes de entre 8 y 20 años.
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