Los héroes del aeropuerto de El Prat
Controladores aéreos, limpiadores y trabajadores del servicio de tierra se ven abocados al sobreesfuerzo en el aeródromo barcelonés
Un aeropuerto reproduce los esquemas de poder y dinero del mundo en general. Están los mileuristas, los seiscientoseuristas, los tresmileuristas y hasta los seismileuristas. Los que mueven maletas y los que manejan aviones. Los que sirven cafés y los que registran equipajes. Todos imprescindibles para que funcione la gran máquina y, en el caso de El Prat, todos muy conscientes del salto que este centro ha dado en los últimos años.
Mercedes lo tiene claro. Lleva trabajando en la limpieza de las terminales desde 1999 y asegura que el cambio ha sido extraordinario. "No veas, qué diferencia desde entonces, ahora hay mucho más trabajo. Y estos días que ha habido tanto lío, se ha hecho bastante difícil limpiar", explica. Gana algo más de 800 euros mensuales por trabajar en el aeropuerto ocho horas diarias.
De 'mileuristas' a 'seismileuristas', todos caben dentro de las terminales y las pistas
Cuando uno le pregunta, Mercedes se declara satisfecha con su trabajo y lo que le reporta. Rodrigo González también, pero su función es muy distina. Tiene 45 años y es controlador aéreo en El Prat. Grosso modo, él y sus compañeros son los encargados de que guiar a los aviones para que no choquen entre sí, ni en tierra ni en el aire. "El control aéreo es una toma de decisiones continua que adoptas tú sólo, pero no se hace al libre albedrío, hay procedimientos muy estrictos en cada caso", explica.
Siete controladores y dos supervisores están activos continuamente y se reparten el trabajo en pistas, rodadura y despegues. Cada uno va guiando al avión en un tramo, algo que ocurren en coordinación con el resto de aeropuertos. Los controladores "van pasándose" el avión unos a otros hasta llegar a su destino.
Cambian de puesto cada hora u hora y diez minutos para no perder la concentración y hacen descansos estipulados para evitar la fatiga.
"Nos pagan por la responsabilidad que tenemos", dice zanjando la cuestión del jornal de los controladores aéreos. A este gremio, que accede su puesto tras una dura oposición, no le gusta hablar de su remuneración, pero fuentes del sector aéreo lo cifran en unos 6.000 euros mensuales.
Los pilotos también figuran entre los mejor situados del microcosmos que conforma un aeropuerto. De media, un comandante gana al año unos 187.000 euros brutos, pero las medidas distorsionan la realidad particular. En las compañías de bajo coste es frecuente embolsarse unos 80.000 euros anuales, pero depende también del número de horas de vuelo (el máximo legal es de 900 anuales).
Pero los pilotos no son los que tiene que dar la cara ante los pasajeros en momentos de colapso. Albert, de 20 años, lleva trabajado desde junio para la compañía Vueling en los mostradores de facturación. Ya tiene un buen anecdotario que relatar: "La gente lleva más kilos de peso de los permitidos en el equipaje y te intentan convencer para que les dejes pasar, uno hasta me ofreció un billete de cinco euros para que no dijera nada".
Un bajo precio para sobornar a un trabajador, por muy mileurista que sea, como es el caso de Albert. Él está muy contento con su nuevo trabajo, igual que Marisol, la joven peruana que trabaja en una de las tiendas de prensa y se saca 1.100 euros mensuales. El que dice estar hasta el gorro es Abduh Shorid, de Bangladesh, que gana 650 euros por empujar carros todo el día y quiere mejorar el español para cambiar de trabajo.
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