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Reportaje:

Santiago Carrillo se confiesa

Martín Cuenca rueda el primer documental sobre el líder comunista

Vestido con un traje a rayas azul oscuro y corbata amarrilla, Santiago Carrillo, de 92 años, llega en un coche blanco sobre las 10.20. Viene sin escolta, sólo acompañado por su chófer. Una sala lóbrega, pintada de negro. Una silla, dos cámaras, un vaso, un jarrón de agua y un equipo de siete personas son los únicos elementos que le esperan. Cuarenta horas de entrevista. Se trata del primer documental de cine sobre una de las vidas políticas más longevas y emblemáticas de España, que se estrenará a finales de año.

Paciente, afable y siempre conversador, mientras habla de sus lecturas actuales, Carrillo se deja maquillar con naturalidad. Parece ya acostumbrado al espacio que él define con ironía como "siniestro": "Si dejas volar la imaginación ves a tu lado una serie de personas interrogándote, en cierto modo presionándote, en un lugar tan oscuro, tan raro, pues tienes la impresión de que estás en un calabozo de la Dirección General de Seguridad", dice quien fue experto en la clandestinidad.

El director pretende "reconstruir la historia del PCE con sus éxitos y sus fracasos; no somos jueces"

Pero nada es producto del azar. Así lo cuenta Manuel Martín Cuenca, que dirige el largometraje. "El lugar del rodaje es una pequeña sala de teatro, desnuda de elementos, que simula un plató. Visualmente es casi como una especie de interrogatorio. Lo que nos interesa no es el personaje en la actualidad, sino tratar de reconstruir los hechos, la historia del PCE y aquellos años convulsos de la historia española", explica el cineasta.

El director del documental El juego de Cuba (2001) y la película de ficción Malas temporadas (2005) realiza esta narración desde el punto de vista de la izquierda. "No queremos sacar una entrevista con uno de derechas para que diga que Santiago es el asesino de Paracuellos. Lo que queremos es retratar su personalidad y reconstruir la historia del PCE con sus éxitos y fracasos, con las contradicciones o controversias que puedan existir, con los personajes que han estado en el partido o cercanos a él", puntualiza.

Martín Cuenca, también director de La flaqueza del bolchevique (2003), pretende que sea Santiago Carrillo quien termine desvelándose a sí mismo. "Nosotros no somos ni jueces ni historiadores". Expulsado en el año 1985 del PCE por sus camaradas, durante el rodaje, Carrillo arremete con aparente actitud benigna contra aquellos compañeros de lucha que han retratado su figura con duras críticas y "calumnias".

"Nunca he respondido a las mentiras de Jorge Semprún, y podría hacerlo, porque no quiero manchar la historia de mucha gente que ha tenido una vida de lucha. Siempre he dicho que el peor de los nuestros es mejor que cualquiera de los otros", responde el protagonista entre cigarro y cigarro, durante el rodaje -cada día es entrevistado durante cuatro horas-.

Carrillo se confiesa. Habla sobre su relación con personajes como Fernando Claudín y Nikita Jruschov en una cinta en la que intervienen otros personajes, claves en su vida o del PCE, como Javier Pradera, Jaime Ballesteros y Teodulfo Lagunero.

"El documental cuenta también con archivos inéditos y muchos planos en súper 8 que ruedan en el Madrid actual, pero como una especie de imagen onírica, porque muchas cosas alrededor de la vida de Santiago ocurrieron en Madrid o pensando en la vuelta a Madrid", comenta el director.

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