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EL VIAJERO ERRANTE
Columna
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Los rastreadores de palabras

Tres abuelos se sientan en la entrada de Pedrosa del Rey a ver pasar coches, cuando pasan. El pueblecito vallisoletano tiene en activo un palomar y un cementerio. Además, Miguel Delibes lo sacó en su novela El hereje, porque aquí la Inquisición decidía quién era bueno y quién malo.

-¿Han visto ustedes a Miguel Delibes, el escritor?

-Ya sabemos quien, ya; pero por aquí no ha pasado. Si vino no le vimos, aunque hubiera sido raro. Él va a cazar más allá, por Torrelobatón y Zaratán.

Es cierto que Pedrosa del Rey sale en la novela menos delibesniana de todas. Los campos de Castilla la Vieja, el mundo rural de Delibes, se sitúa más allá. Fernando Medrano Nieto sí ha visto a Delibes, pero en la raya de Valbuena de Duero con Montealto. "Fue como hace 40 años. Yo estaba quemando rastrojos cuando se acercó un cazador siguiendo a una codorniz. Le reconocí y le dije que había leído todos sus libros".

Desde entonces Fernando Medrano Nieto ha saludado muchas veces al escritor. "Cazar no sé si cazaba, pero era un andador incansable. Iba más deprisa que yo con el tractor. Creo que lo de cazar era una excusa para hablar con la gente, pero gente de menos, por así decirlo, con abuelos y con labradores como yo. Nunca le vi hablar con un señorito. Y me preguntaba por palabras y las anotaba".

-¿Usted sabe que es acadañar?

-Pues no.

-Mi hijo, hijo de labrador, tampoco. Es sembrar sobre lo sembrado. Ya no nos entienden.

De tierras tan duras parece que broten los escritores. Miguel Delibes, el ruralismo mágico de Gustavo Martín Garzo y hasta el discípulo díscolo Francisco Umbral. Todos vallisoletanos dedicados a buscar o recrear palabras. Debe ser cosa del lugar, porque a mi sobrino Alfredito también se le ocurren. Sus dos últimas son zurraspa y paluegos. Alfredito mete a su perra Nieva en casa sólo cuando ha soltado el zurullo y luego se raspa el culo por el suelo. Los "paluegos" son restos de comida que quedan entre los dientes; a veces se aprovechan con el palillo, a veces con el cepilllo, pero siempre quedan para luego.

Para seguir el rastro de Delibes, Fernando Medrano Nieto me manda más arriba. "Aquí llegó porque tiró a una codorniz y se vino hacia esta raya. Él cazaba por Castrillo-Tejeriego".

El camino va perdiendo campos amarillos a costa del verde de la vid de la Ribera de Duero. Delibes lo tiene hoy más difícil para cazar. "Por aquí no vino", dicen los abuelos de Castrillo. "Sólo una vez a casa Celestino a rodar una película. Él iba a cazar a La Sinova". De la finca La Sinova sólo queda el nombre. Es más taller que otra cosa.

-¿Delibes? Aquí sólo hay búlgaros. Vaya hacia Villavaquerín.

Entre trigales recién segados pasto de grajos, se va a Esguevilla de Esgueva. El pueblo tiene una rotonda espectacular para elegir entre Esguevilla, Villafuerte, Tórtoles y Valoria la Buena. Cuando llegue algún coche seguro que no se pierde; todo gracias a san FEDER, que tan buenas rotondas nos está dando.

Elegimos Villafuerte, que presenta un castillo cuadrado del siglo XV, que cambió el nombre del pueblo, pues antes se llamaba Vellosillo. Dando marcha aparece Villavaquerín.

-Claro que estuvo aquí, pero no cazando. Aquí rodó la película Las ratas.

El arroyo de Villavaquerín le dio a Delibes pie para recrear el submundo de las ratas, que se aprovechaban para comer, con un buen chorrete de vinagre. Hoy, alrededor de la ermita, en lugar de las ratas como liebres lo que saltan son topillos como lagartijas. Los tiempos no cambian tanto; sólo se asilvestran.

Valbuena de Duero, Castrillo, Villavaquerín, Esguevillas, en la Ribera del Duero vallisoletano, son pueblos amenazados por el topillo y también son los pueblos de Miguel Delibes, el autor de 'Las ratas'. Con la excusa de la caza

y de la pesca, estos lugares han sido pateados durante muchos años por el escritor para buscar

la palabra exacta para cada coseja. Es Castilla la Vieja.

>EL VIAJERO ERRANTE

Amarillo campo vallisoletano, el de los rastreadores de palabras.
Amarillo campo vallisoletano, el de los rastreadores de palabras.J. M.

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