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La ONU obliga a los rebeldes de Darfur a hablar con una sola voz con Sudán

La presión internacional fuerza la unión de una decena de facciones, como exigía Jartum

Pocos dudan en el mundo de que el Gobierno de Sudán, que lleva cuatro años sembrando Darfur de desolación y sangre -200.000 muertos, 2,1 millones de desplazados-, se las trae. ¿Pero quiénes son los rebeldes que han empuñado las armas? Hasta ahora, eran algo parecido a un guirigay de señores de la guerra, casi todos con un padrino extranjero oculto. La ONU ha dicho basta e impuso este fin de semana una cumbre en Tanzania de la que ha acabado saliendo al menos una plataforma unitaria, el paso previo exigido por Jartum para abrir negociaciones.

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"Es una gran noticia para Darfur porque por vez primera tenemos un texto consensuado de los que luchamos sobre el terreno; Jartum se ha quedado sin excusas", explica, en conversación telefónica Jamaly Jalal, portavoz de Justicia y Equidad, el principal grupo rebelde. Jartum acogió los resultados del encuentro con cautela: "Cuando sepamos exactamente qué quieren, podremos por fin estudiarlo", explica Bakri Mulah, portavoz del Gobierno sudanés.

El conflicto de Darfur tiene un origen local -luchas entre tribus árabes y africanas, históricamente olvidadas por Jartum-, pero hoy por hoy es uno de los más internacionalizados del planeta. Por la magnitud del desastre, por los recursos naturales en juego -es una zona clave para el petróleo en África- y por las potencias involucradas: Washington defiende a los rebeldes, Pekín protege a Jartum.

El mes pasado, la presión de Naciones Unidas forzó a Jartum a aceptar un despliegue de 26.000 soldados extranjeros en Darfur (hoy hay 7.000). Y ahora, la ONU ha ido a por los rebeldes y ha obligado a las principales facciones a coordinar sus demandas y subrayar las coincidencias.

Hace un año, Jartum firmó un acuerdo de paz con uno de los dos grupos rebeldes que entonces existían. Ahora hay 19 facciones luchando y parecían incontrolables. Aunque la causa de Darfur ha provocado una gran movilización en EE UU, el grupo rebelde mejor implantado es islamista radical. Y el líder más conocido en Occidente, Abdel Wahid, vive en París desde hace dos años y se niega a sentarse en pie de igualdad con los demás.

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Por eso era importante la cumbre tanzana, que logró al menos que una decena de facciones aprobaran un documento reivindicativo único, que exige más autonomía y desarrollo para la región occidental sudanesa, el paso previo exigido por Jartum para abrir negociaciones.

Un miliciano del Ejército de Liberación Sudanés vigila un puesto del grupo en la aldea de Ashma, en el sur de Darfur.
Un miliciano del Ejército de Liberación Sudanés vigila un puesto del grupo en la aldea de Ashma, en el sur de Darfur.REUTERS

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