"Las ayudas no desaparecerán en 2013"
Isaías Pérez Saldaña (Ayamonte, Huelva, 1949), optimista ante el buen momento de la agricultura, señala en esta entrevista realizada en Sevilla que no hay por qué temer el final de las ayudas comunitarias y anima a las cooperativas a concentrar la oferta para competir.
Pregunta. El campo sufre desde hace años un evidente retroceso. Sólo en 2006 se perdieron más de 20.000 activos en Andalucía. ¿Por qué no hay relevo generacional?
Respuesta. La pérdida de activos en el campo hay que entenderla como una normalidad en el proceso de modernización de un territorio. Hace apenas 15 años, el 15% de los andaluces eran agricultores, y hoy sólo el 9%. Pero en apenas 10 años se ha duplicado la renta agraria porque las explotaciones son ahora más eficientes y eficaces. Lo que sí se hace necesario es que las cooperativas tengan unidades de gestión de cultivo para que los agricultores que no tengan relevo generacional sí tengan estructuras que les gestionen sus tierras.
"El consumo de agua del sector arrocero es el doble de lo que debería. Nadie debería gastar más de 5.000 metros cúbicos por hectárea" "La OCM de frutas y hortalizas ha sido un gran éxito. Tenemos que hacer una buena combinación entre el producto fresco y el transformado".
P. Hay inquietud por la probable desaparición de las ayudas comunitarias en 2013.¿Está preparada la agricultura andaluza para subsistir sin subvenciones?
R. Lo primero que hay que decir es que no hay por qué plantearse que las subvenciones van a desaparecer a partir de 2013. En todo caso, cambiarán los sistemas. El agricultor va a seguir teniendo su ayuda en función de los derechos adquiridos en el marco anterior, pero es probable que parte del dinero se destine a otras políticas que no sean simplemente el tener unas rentas que puedan después llevárselas a cualquier otro lugar. Ahora mismo, el 45% de todos los fondos de la Unión Europea se dedica a la agricultura, y ese dinero va a seguir permaneciendo, aunque con otras vocaciones, quizá más unida a los mercados, a la innovación y la investigación. Andalucía, en el último marco comunitario, tiene el 14% más de fondos que tuvo en el marco anterior. En concreto, vamos a tener en siete años 3.564 millones de euros que se van a destinar a tres objetivos: mejorar la competitividad de la industria agroalimentaria, modernizar nuestros sistemas de regadío y, en tercer lugar, todo lo relacionado con I+D+I y la red de caminos agrícolas.
P. En época de sequía, los agricultores siempre son acusados de ser los que más agua derrochan. ¿Esa etiqueta es justa?
R. En Andalucía tenemos el 22% de la superficie agraria útil en regadío, que consume el 70% del agua de la que disponemos, pero que también nos da el 60% de la producción final agraria y crea el 60% del empleo de la agricultura andaluza. Por lo tanto, me parece injusto calificar de derrochadores a los agricultores, entre otras razones porque parte del agua que utilizan terminan en los acuíferos. Las zonas más desarrolladas de la economía agraria han desarrollado procesos de modernización de regadío desde la eficacia y la eficiencia, con un sistema de telemando o telecontrol. Pero sí nos queda por reestructurar algún sector, sobre todo el arrocero. Las 35.000 hectáreas de arroz que tenemos en el bajo Guadalquivir son indudablemente una garantía para la biodiversidad y la avifauna de Doñana. Lo que ocurre es que el consumo de agua es el doble de lo que debería ser. Nadie debería gastar más de 5.000 metros cúbicos por hectárea. Ese es el límite que nosotros queremos poner dentro de las prácticas agrarias y, por eso, en septiembre firmaré un gran acuerdo con la federación de arroceros de Andalucía para poner en marcha un mecanismo que permita que el arroz no haga temblar al resto de cultivos del bajo Guadalquivir.
P. ¿Qué criterios se tendrán en cuenta para el regadío en los nuevos planes de cuenca?
R. Hay dos cultivos pendientes de reforma de la PAC (Política Agraria Común). Uno es el remolachero, sobre el que deberíamos alcanzar este año un gran acuerdo con las industrias azucareras y las organizaciones para bajar al 50% la superficie de siembra de la remolacha azucarera en España. El otro es el algodón, donde estamos a la espera de una nueva propuesta de la Comisión. Si la propuesta está en la línea de lo que planteamos, es decir, el 80% de ayuda acoplada a 70.000 hectáreas de algodón, la cantidad de agua necesaria será el resultante de multiplicar por 3.000 metros cúbicos aproximadamente esas 70.000 hectáreas. Pero si la ayuda es inferior al 65% se hace evidente que sembrar algodón será algo inadecuado, y los agricultores irán simplemente a sembrar para cobrar el pago único. Vamos a defender la producción de algodón y a trabajar en una nueva línea abierta como es producir algodón de fibra y con inputs más inferiores y con tecnología desde la propia parcela, es decir, que el algodón salga en balas desde la parcela donde se recolecta y no tenga que ir en bruto en camiones. Por tanto, necesitamos tiempo para que los planes de cuenca se adapten a nuestra nueva situación en la política agraria. Quien no piense en la agricultura y el mercado está llamado a sufrir graves dificultades. Me siento orgulloso de haber conseguido en los últimos años el mejor momento de la agricultura andaluza de todos los tiempos. Los datos lo avalan: tenemos el 17% del PIB andaluz que nace en el sector primario y el 9% de la industria agroalimentaria, en un modelo de cohesión territorial único porque estas agrociudades tienen la agricultura como eje vertebral pero también a otras economías que han hecho posible que la gente permanezca unida al territorio.
P. La última reforma comunitaria ha sido la del vino. Los productores critican que se incentiva el arranque de viñedos.
R. Entre la propuesta oficiosa y la hecha por la comisaria hay una gran distancia. Para Andalucía, sus fortalezas son la promoción y la prohibición de prácticas enológicas que no deberían estar permitidas, lo que nos permitirá ser la gran industria del mosto que enriquezca a los vinos de Alemania y del norte de Europa. Necesitamos competir con los vinos de terceros países con las mismas prácticas enológicas que ellos. No seamos talibanes y sí inteligentes. En Andalucía el 80% de sus vinos está bajo la denominación de origen, y a mí esta reforma no me quita el sueño.
P. También hay críticas hacia la OCM de frutas y hortalizas.
R. Ha sido un gran éxito para Andalucía, que factura cerca del 40% de las frutas y hortalizas del país. No se pueden tomar decisiones sin contar con Andalucía. Esta OCM es la que menos dinero reparte, apenas el 2% de la facturación de frutas y hortalizas son ayudas. Lo importante es el reglamento para competir en el mercado y no permitir que lleguen desde terceros países frutas en condiciones que no sean homogéneas a las nuestras. Tenemos que hacer una buena combinación entre el producto fresco y el transformado. Almería se la juega. Almería es la provincia andaluza que menos ayudas recibe de la PAC y, sin embargo, es la que tiene el mayor nivel de facturación, y después Huelva. Qué casualidad.
P. ¿Son un ejemplo a seguir para el resto de sectores?
R. Es el único camino, incluido el olivar. La facturación del olivar es la más importante de todas las exportaciones en Andalucía, pero con una pérdida muy importante del valor añadido. Más del 70% de todo el aceite que producimos lo vendemos a granel, y otros países lo embotellan y ganan dinero. Ahora tocan las buenas prácticas agrícolas, es la hora de la producción integrada y ecológica. Vamos a destinar dinero para evitar que en las zonas aledañas a los pantanos los olivareros puedan utilizar cualquier tipo de fitosanitario, y no se produzcan situaciones tan tristes como las de otros años, cuando se tuvo que cortar el abastecimiento.
"Si no concentramos la oferta, no hay futuro"
Pregunta. Usted siempre habla de la necesidad de concentrar la oferta para ser más competitivos, pero por ejemplo en el sector olivarero la interprofesional del sector está paralizada y la Junta no la impulsa.
Respuesta. La interprofesional sirve fundamentalmente para la promoción, que no se hace en el caso del aceite, y para el tema de la I+D+I, que sólo lo hacen algunos empresarios de modo particular, pero sin vocación de conjunto. Acabamos de firmar el plan estratégico de las cooperativas en Andalucía, que es la primera de las leyes que todas las empresas de economía social tienen que tener como premisa para seguir existiendo. Si no somos capaces de concentrar la oferta desde luego puedo augurar que no hay futuro. Sin embargo, la concentración nos dará lo que nos ha dado la producción. Somos líderes en la producción y no somos líderes en el mercado. Tenemos 1.650 cooperativas, de las que sólo cuatro facturan más de 100 millones de euros. En el resto, la media son facturaciones inferiores a cuatro millones de euros. En el olivar es donde existen mayor número de cooperativas que no pueden competir en el mercado, y por eso vamos a destinar recursos económicos para la cooperación entre las cooperativas. Ya dije que si no había voluntad de hacer funcionar la interprofesional de nuestro país me vería obligado a crear la interprofesional del aceite en Andalucía, como ya lo hemos hecho con la horticultura y con la fresa.
P. ¿Cómo está transcurriendo el reciente acuerdo de pesca con Marruecos?
R. Serenamente bien. No hay que olvidar que en 1999 no había ningún acuerdo. Se ha conseguido un acuerdo entre la UE y Marruecos sobre dos principios: el de la sostenibilidad y el de la durabilidad. Pesca sostenible donde hay recursos y durabilidad en el tiempo, pues es un acuerdo a cuatro años prorrogable a otros cuatro más. Es un instrumento que mejora la situación de los puertos de Cádiz, sobre todo de Barbate y de Algeciras. España ha sido el gran beneficiario, pues de las 118 licencias, 100 han sido para España, y de ellas 44 para Andalucía. Es verdad que aún quedan flecos pendientes, pero no es menos cierto que Marruecos está en un proceso electoral y se sabe de las dificultades que tiene el gobierno marroquí para resolver determinadas cuestiones. El resultado es que se está haciendo negocio y que Barbate ha cambiado.
P. ¿Se ve como consejero en la próxima legislatura?
R. Me veo luchando por conseguir que el PSOE vuelva a renovar su responsabilidad de gobernar y que los ciudadanos sigan confiando en este proyecto, que es el que ha cambiado la historia de nuestros pueblos. La mejor revolución que ha tenido Andalucía la han hecho los hombres y mujeres del mundo rural. Me encuentro feliz haciendo lo que estoy haciendo.
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