António Carlos Magalhães, político brasileño
Llenó toda una época de la política y fue el máximo adversario de Lula
Magalhães, uno de los principales políticos de la derecha de los últimos 50 años, considerado el patriarca del Estado de Bahíaa y su modernizador, falleció el pasado 20 de julio, a causa de un infarto, en São Paulo, donde estaba hospitalizado por problemas cardíacos. Tenía 79 años
Sus restos fueron velados en el Palacio de la Aclamación en Bahía, por el que desfilaron más de 15.000 personas. Para trasladar el cuerpo, el presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, su gran adversario político, puso a disposición de la familia un avión militar. Fue enterrado el sábado pasado en el Cementerio Campo Santo, adonde acudieron también, cantándole, miles de bahianos. Su tumba podría convertirse en un mausoleo.
El político fue una figura amada y odiada y tenía multitud de seguidores y adversarios. Polémico como ninguno, despertaba simpatía por su carácter franco, capaz de cantárselas al lucero del alma. Era médico, y había ejercido también como periodista. Apoyó el golpe de Estado de 1964 que instauró un régimen militar de 20 años. En esta época presidió la empresa eléctrica estatal Eletrobras.
Fue tan hábil en crear alianzas con los partidos más diferentes ideológicamente, que se convirtió en aliado en todos los gobiernos de los últimos 40 años, a excepción del de Lula da Silva.Fue diputado, senador, presidente del Senado, ministro, gobernador de Bahía y alcalde de la capital de ese Estado, Salvador.
Uno de los episodios más negros de su carrera política fue cuando en 2001, para no ser condenado por acusaciones de haber manipulado el panel electrónico de las votaciones del Senado, tuvo que renunciar a su escaño de senador. Aquella derrota no le impidió presentarse a las elecciones y los bahianos, volvieron a elegirle senador.
Otro de los momentos más dramáticos, esta vez de su vida familiar, fue cuando el 21 de abril de 1998 murió a los 43 años de infarto su hijo Luis Eduardo, su probable sucesor político. Luis Eduardo era considerado un posible candidato para presidente de la República por su grandes dotes de diálogo con la oposición de izquierdas, como le reconocían todos, amigos y adversarios.
La fuerza política del fallecido hijo de Magahães quedó demostrada en la visita que el día de su muerte giraba a Madrid el entonces presidente de la República, Fernando Henrique Cardoso. El rey Juan Carlos había preparado aquella noche una recepción, a la que estaban invitadas más de 700 personas. Cardoso, a pesar de ser adversario político de los Magahães, tomó un avión y se volvió a Brasil, sin asistir a la cena del Rey. Aquel día en España no se entendió el gesto de Cardoso. Lo pudieron entender tan sólo quienes conocían la importancia política de aquel joven y lo que hubiera significado en la diplomacia de su país el hecho de que el presidente de la República no hubiese asistido al entierro del fallecido.
José Sarney, ex presidente de la República, en cuyo gobierno António Carlos Magalhães fue ministro de comunicaciones, afirmó que se le debe "la modernización de Bahía".
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