'Yihad' y terror

Especialistas en distintas dimensiones del fenómeno terrorista de raíz islámica, Luis de la Corte y Javier Jordán han prolongado en La yihad terrorista su línea de trabajo con el fin de ofrecernos un cuadro general de aquél, como se decía en los viejos textos, con especial referencia a España. Hasta cierto punto, se trataba de una extensión obligada a la vista de los forzados recortes que las dimensiones de la obra determinaron en La lógica del terrorismo, el libro monumental de De la Corte sobre el funcionamiento del terror.

Ambos piensan, coincidiendo con lo que apunté en un estudio del Instituto Elcano, que nos encontramos ante una nueva forma de guerra cuyo protagonista es la yihad global. Ese reconocimiento no implica aproximación alguna al tratamiento de Bush, pero se distancia de quienes buscan, más que explicación monista, una justificación del yihadismo por el contexto económico (pobres contra ricos), por la humillación sufrida por el mundo musulmán o por el carácter opresivo de los regímenes árabes. El primer capítulo del libro está consagrado precisamente a una juiciosa discusión de estas hipótesis, a la que se suma la del choque de civilizaciones.

A partir de ahí, la yihad

terrorista es objeto de un tratamiento que llamaríamos arquitectónico, ensamblando las piezas de su estructura a partir de los orígenes doctrinales en el salafismo, para seguir con el estudio de las sucesivas manifestaciones yihadistas hasta culminar con el protagonismo de Al Qaeda y el ulterior desencadenamiento del vigente yihadismo a escala mundial. Siguen las bien realizadas síntesis sobre el nivel organizativo y la actividad del terrorismo islamista en España, con una clara presencia de fuentes de origen policial, para cerrar el recorrido con un examen de las posibles respuestas. De la Corte y Jordán advierten acerca de la proximidad ideológica existente entre los núcleos salafistas europeos y quienes practican la yihad. Vuelven fuentes de inteligencia, con el informe From Dawa to Jihad, de los servicios de información holandeses, como plataforma para examinar las circunstancias de una posible expansión del yihadismo.

En suma, estamos ante un libro de consulta obligada para los interesados en el tema. Entre las observaciones críticas, destacaríamos, en primer lugar, la ausencia de análisis sobre lo que pudiera haber en los textos sagrados del Islam de base para el yihadismo. Otros lo hemos examinado, y Bin Laden y Al Zawahiri lo han confirmado texto a texto. Así se evitan problemas en la España de hoy; la posible luz queda cegada de antemano. Y, por último, el tratamiento de las relaciones entre yihadismo e islamismo queda acotado a un examen puramente anatómico, y por lo mismo, insuficiente. Es débil el soporte de la sociología, tanto en la dimensión política como en la religioso-cultural. Algo tenía que faltar.