"Antes cogía la grúa el último que llegaba"
Con el auge del sector de la construcción en los últimos años, una de las profesiones con mayor demanda en el mercado laboral es la de gruista, es decir, la persona que maneja las grúas fijas dentro de las obras y la responsable de llevar el material de un punto a otro. De hecho, desde el pasado octubre de 2006 es obligatorio en toda España que aquel que maneje la grúa disponga del carnet profesional de operador de grúatorre. Éste se consigue mediante la superación de una prueba práctica y de un examen teórico establecido por el Departamento de Industria de la Generalitat. Toni Verdú, de 32 años y vecino de Lleida, lleva desde los 17 años trabajando en el mundo de la construcción. Confiesa que antes de la normativa de la obligatoriedad del carnet cogía la grúa "el último que llegaba". Sin embargo, ahora sólo manipula la grúa el que dispone de carnet. Toni asegura con orgullo que perteneció a la primera promoción de Lleida.
Se requiere poco esfuerzo físico, pero la concentración debe ser máxima
Un gruista debe ser una persona avispada, inquieta, autónoma y que no tenga vértigo
Para llevar una grúa se necesita un permiso especial, pero hace unos meses no hacía falta una formación específica
Toni, trabajador autónomo desde hace dos años y medio, se levanta cada día a las 7.00 y no llega a casa hasta las 20.00.
Actualmente trabaja en un bloque de pisos en la localidad de Rosselló (Segrià) y su horario laboral es de 8.00 a 13.00 horas y de 14.30 a 19.00 horas. "Trabajar en la construcción es muy duro, sobre todo a causa de las condiciones climatológicas, pero quien lo aguanta es porque le gusta", afirma. Además, Toni destaca la inestabilidad que existe en este trabajo: "En nuestra profesión te mueves mucho, nunca sabes dónde estarás al día siguiente y, evidentemente, siempre irás a la empresa que te pague más", reconoce Toni.
Aun así, pese a las condiciones laborales y a las largas y duras jornadas de trabajo, a Toni aún le quedan fuerzas y ganas para asistir a cursos de formación para perfeccionar la técnica y adquirir nuevos conocimientos sobre su profesión. "Es muy importante irse actualizando para estar al día de las normativas y de las nuevas máquinas del mercado". Toni es también técnico en prevención de riesgos laborales, la persona que vigila que las condiciones de trabajo sean las adecuadas en cada obra y se eviten los accidentes. En este sentido, añade Toni, "el número de siniestros en la construcción es elevado, aunque en la parcela del gruista en la mayoría de los casos el daño recae en las cosas y no en las personas".
Respecto a las cualidades que debe poseer un buen gruista, Toni opina que debe ser una persona avispada, inquieta, autónoma y que no tenga vértigo. "No es una profesión difícil, aunque es importante tener conocimientos básicos de motor y electricidad", puntualiza. Insiste en que el buen gruista se diferencia del que no lo es en que siempre dará mayor rendimiento a la obra. "De él depende que la obra funcione o no", señala, "se requiere poco esfuerzo físico, pero la concentración debe ser máxima en todo momento. El gruista nunca puede perder de vista la carga, siempre tiene que estar situado en el punto donde pueda verla mejor". "El gruista", añade, "tiene por encima de todo una gran responsabilidad".
El buen estado y mantenimiento de la maquinaria es otra cuestión primordial. Por ley, es obligatorio que la empresa constructora contrate un servicio de mantenimiento especializado que se ocupe de que las grúas estén siempre en el mejor estado. Las revisiones obligatorias son cada cuatro meses e inspectores del Departamento de Industria supervisan sin previo aviso determinadas obras. Sin embargo, el propio gruista tiene la obligación y la responsabilidad de revisar diariamente el estado de la grúa y alertar a la empresa de mantenimiento si detecta algún problema o anomalía.
Toni afirma que en los últimos años la profesión de gruista se ha convertido en una "moda". Muchos trabajadores del sector, con el certificado de estudios primarios y mayores de 18 años, ya se han sacado el carnet, pero a pesar del aumento del número de gruistas todavía falta personal experto para realizar esta función. Desde que es especialista en manejar grúas, Toni nunca se ha planteado cambiar de profesión. "Es lo que he hecho siempre y cada día me gusta más".
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