_
_
_
_
_
Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Albert Ellis, psicoterapeuta

Su método de terapia de comportamiento cognitivo hizo que se tambaleasen los cimientos del psicoanálisis

La vida y la trayectoria de Albert Ellis fueron peculiares desde su infancia. Nacido en Pittsburgh en 1913 pero educado en Nueva York, ya entonces se definía a sí mismo como "un solucionador de problemas", y a esa capacidad le atribuyó el haber podido sobreponerse a una niñez difícil en la que tuvo que superar no sólo el divorcio de sus padres, sino una grave enfermedad que le apartó de su pasión de entonces, los deportes, para sumergirle en otra nueva que se convertiría en parte fundamental de su vida, los libros.

Ellis aspiraba a estudiar contabilidad, ganar mucho dinero y jubilarse a los 30 años, pero la Gran Depresión del 29 cambió el rumbo de sus proyectos. Se graduó en empresariales en 1934 y montó su primer negocio: la venta de parches de pantalones. En sus ratos libres se dedicaba a la literatura, y con apenas 28 años ya había completado varios manuscritos de ficción, aunque no consiguió publicarlos. Sin embargo, se dio cuenta de que sus ensayos sí gustaban, y decidió centrarse en ese tipo de literatura. A lo largo de su vida llegaría a escribir más de setenta libros, muchos de ellos best sellers de autoayuda y relacionados con el sexo, como Guía para un matrimonio feliz o Sexo sin culpa.

Su defensa a ultranza de la liberación sexual y su efecto en otros ámbitos de la vida le llevó a convertirse en asesor sexual y a trabajar con el célebre Alfred C. Kinsey. Tras tomar un curso en la Universidad de Columbia sobre práctica clínica a principios de los años cuarenta, montó un despacho de psicoanálisis. Durante varios años fue un firme defensor del método freudiano, pero pronto su fe se vino abajo: en su experiencia como psicólogo empezó a observar que sus pacientes obtenían mejores resultados cuando él les daba consejos prácticos para intentar cambiar sus comportamientos del día a día que cuando se centraba en la exploración de la infancia como vía para curarles. "Neurosis es sólo una palabra culta para definir a un quejica", proclamó. "El problema con la mayoría de las terapias es que te hacen sentir bien pero no te curan. Es necesario apoyar toda terapia con acciones concretas", explicó hace unos años en una entrevista.

A mediados de los años cincuenta, el doctor Ellis presentó oficialmente su método de terapia de comportamiento cognitivo, que se basa en la creencia de que las personas nacemos con un talento natural para distorsionar la percepción y, por tanto, sabotear nuestros deseos de felicidad. Al mismo tiempo, Ellis sostenía que también tenemos la capacidad de cambiar eso y, por tanto, el papel de los terapeutas es intervenir directamente, usando estrategias y ejercicios que ayuden al paciente primero a aceptarse a sí mismo, y después a evitar emociones destructivas y cambiarlas por formas de comportamiento positivas.

La comunidad de psiquiatras y psicólogos estadounidense en un principio se negó a aceptar las teorías de Ellis porque ponían en duda la efectividad del maestro, Sigmund Freud. Sin embargo, con el paso del tiempo, su impacto en la práctica clínica ha sido tal que en 1982 su nombre apareció por encima del de Freud en el listado de quién había ejercido una mayor influencia en el campo de la psicología a lo largo de la historia.

El tratamiento de la depresión, la ansiedad o los desórdenes de personalidad ha resultado ser especialmente eficaz con el tipo de terapia creada por Ellis, quien para popularizar su método creó el Institute for Rational Living, hoy rebautizado Ellis Institute, con sede en Manhattan. Durante 30 años, este peculiar terapeuta impartió allí clases todos los viernes en unas sesiones que han pasado a la historia por su sentido del humor, su atrevimiento y su brillantez.

Albert Ellis, en una imagen de 1973.
Albert Ellis, en una imagen de 1973.ASSOCIATED PRESS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_