Una campaña sin precedentes en Europa
Un estudio interno del Ejército Británico, Operación Banner: análisis de las operaciones militares en Irlanda del Norte, difundido este mes por presión de una organización republicana, destaca los éxitos y fracasos de una campaña sin precedentes en Europa. Por una parte, el balance positivo de unas tácticas -perfeccionadas a medida que el Ejército Republicano Irlandés (IRA) transformaba su organización, recursos y métodos de ataque- que permiten a las Fuerzas Armadas británicas aplicarlas hoy en conflictos internacionales, ya sea en Irak o Afganistán. Por otro lado, los errores que se produjeron poco después del despliegue de tropas.
En la primera fase, entre 1969 y 1971, "de manifestaciones y disturbios públicos", según el informe, la comunidad católica pasó de valorar a los soldados británicos como defensores contra los ataques de los vecinos protestantes a considerarlos "aliados de los lealistas [radicales protestantes]". El IRA pudo así resurgir, ganándose la confianza de la población católica e incitando a la "sublevación" general.
Al mismo tiempo, Londres imponía el internment (arrestos sin garantías judiciales) por presión del Gobierno unionista de Belfast y en contra del criterio de los militares en el terreno, según advierte el documento. En esta segunda fase, entre 1970 y 1971, la organización armada aumentó sus filas desde un máximo de 120 activistas a más de 2.000.
Estrategia de desgaste
Para mediados de los setenta, el IRA se había convertido en una "efectiva organización terrorista, muy profesional, muy dedicada, con mucha capacidad de recuperación". La campaña republicana se extiende entonces desde Irlanda del Norte a Inglaterra y Europa continental mientras que las tropas aplican una estrategia de "desgaste y disuasión". "El objetivo era la destrucción del IRA por encima de la resolución del conflicto", señalan los tres oficiales que llevaron a cabo el estudio, durante seis meses de 2006.
Para los ochenta, y siguiendo el mismo informe, los militares adoptaron otro método: las operaciones encubiertas. "El IRA llegó a creer que no tenía respuesta a las operaciones encubiertas del Ejército, que no vencerían mediante la violencia. Fue probablemente un factor crucial", señala el estudio. Habría que esperar hasta el final de la década y a lo largo de los noventa para entrar en la fase de "resolución del conflicto", que, con el enfoque en las negociaciones políticas, ha permitido la retirada de las tropas.
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