"Tengo al 'Goya' vestido de Elvis"
María Valverde termina de rodar 'Las mujeres del anarquista'
María Valverde (Madrid, 1987) actúa desde siempre. De niña, cada verano, montaba obras con sus primos para presentarlas a sus abuelos. A ella le tocaban los papeles masculinos "los que nadie quería", dice y se recuerda metida en la piel de Juan sin miedo. Ella es María sin miedo, aunque a veces le tiemblen las piernas ante un personaje. Como el de Melissa P., la precoz niña italiana que antes de cumplir la mayoría de edad ya tenía más experiencia en el sexo que su abuela. Ese fue el papel que cambió su vida, reconoce. El director tuvo que esperar que cumpliera 18 años para poder rodar las escenas más fuertes. Acaba de volver de Colonia donde terminó de grabar Las mujeres del anarquista, una película sobre la guerra civil, en donde interpreta a una esposa que pasa 15 años buscando a su marido. Le gusta leer novelas que la saquen del mundo, pero principalmente que no tengan "demasiados adjetivos". La niña de Carabanchel, hija de una enfermera y de un empleado de mantenimiento (un "manitas" como le llama ella), fue elegida en el primer casting que hizo. Su madre le dejo participar sólo para que se le quitara esa "tontería" de la cabeza. Ahora está llena de trabajo, se dio el lujo de rechazar una oferta de Medem y guarda el premio Goya disfrazado en un rincón de la casa.
Pregunta. ¿Cómo empezó en la actuación?
Respuesta. Cuando tenía 8 años le dije a mi madre que quería ser artista. Al principio me pareció que podía ser un hobby bastante divertido, y lo llevaba así, hasta que vino La flaqueza del bolchevique.
P. Y vino el éxito y el Goya...
R. Sí, y es que la casa hay que empezarla por el suelo y yo la empecé por el tejado. Entonces tuve que construir una casa colgante y eso no es nada fácil. Al final yo creo que un triunfo es igual que un fracaso, te lleva al mismo punto de desconcierto.
P. ¿Dónde guarda el Goya?
R. Está vestido de Elvis y ha estado disfrazado de Hawaiano antes. Hay que adornarlo al pobre. Un premio no deja de ser un reconocimiento, pero cuando pasa a tus manos ya es un monumento más de la casa. Hay quien lo tiene en el cuarto de baño yo lo tengo en la habitación de mis padres.
P. ¿Sigue viviendo con sus padres?
R. De vez en cuando. Ellos son muy compresivos. Han sido los más conectados a la tierra y han estado ahí para agarrarme.
P. ¿Le gustaría ir a Hollywood?
R. Me encantaría. Imagínate ver mi estrella en el paseo, sería un sueño.
P. Dijo antes que Hollywood era igual a la calle de la Montera de Madrid.
R. Sí. El bulevar te lo imaginas muy glamouroso y en realidad es glamouroso sólo una vez al año. Es una calle con sex-shops.
P. Dice que su vida se parte en antes y después de Melissa P.
R. Con Melissa dejé atrás mi vida. Fue un paso hacía adelante, un paso de madurez, decisión, dignidad y placer. Fue difícil porque era la primera vez que tenía un personaje tan grande y no tenía la profesionalidad suficiente. Pero como tenía tantas ganas de hacerlo, eso me daba fuerza.
P. Incluso tuvo que terminar con su novio porque a él no le gustaba el personaje...
R. Sí, pero me merecía más la pena dejar mi mundo y descubrir otro nuevo. Hay decisiones que te obligan a dejar todo atrás.
P. ¿Con qué directores le gustaría trabajar?
R. Con Tim Burton o con el director de Bajo las estrellas. Prefiero los directores noveles que los consagrados. Es como jugar al azar y eso es lo más divertido.
P. ¿Sigue estudiando?
R. No terminé bachillerato. Preferí trabajar. Lo intenté por muchos medios pero no pude. Pero no descarto poder terminarlo más adelante. Por ahora sólo me apetece vivir.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.