El espía traidor del CNI estuvo infiltrado en el entorno de ETA
Roberto Flórez guardaba la carta en la que se ofreció a trabajar para Rusia
"Logró hacer relaciones importantes, de un nivel bastante alto, en el entorno de ETA. Pero corría demasiados riesgos. Se iba de chatos con un batasuno y luego acudía a saludar al comandante de la Guardia Civil". Así recuerda un general al cabo Roberto Flórez, el espía del CNI encarcelado desde el jueves por haber vendido a Rusia información interna de los servicios secretos españoles. Esos riesgos e imprudencias forzaron en 1997 el traslado del presunto traidor desde el País Vasco, donde estaba destinado desde 1992, a Perú. Y esas imprudencias llevaron también al primer doble agente descubierto en el CNI a cometer un grave error: la principal prueba de cargo contra él se encontró durante los registros judiciales de su casa y su oficina. Se trata de la carta que Flórez escribió a un espía ruso ofreciéndose a pasar datos sensibles a cambio de 200.000 dólares. Su colaboración con Moscú puso en riesgo a ciudadanos rusos que informaban a espías españoles en Rusia.
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