Críticas a las ponencias asesoras creadas por el Ejecutivo actual
Las críticas del Consello de Contas no se limitan a la gestión del proyecto llevada a cabo por los gobiernos de Manuel Fraga. El informe señala que la Fundación no cuenta "con ningún tipo de personal técnico propio especializado" para definir y concretar ninguno de los contenidos previstos en cada uno de los edificios del complejo y que, por ese motivo, ha recurrido a "ponencias asesoras" para definir la oferta cultural del complejo.
El trabajo de estas ponencias, sin embargo, carece de "uniformidad metodológica y de planificación" y revela un "elevado grado de variabilidad en su capacidad real de influencia" sobre las decisiones de gasto, sobre los contenidos y sobre los propios edificios. El caso más extremo, relata el Consello de Contas, es el de la ponencia encargada del edificio que debe albergar la Hemeroteca-Biblioteca. Esta ponencia se "extralimitó" hasta el punto de impulsar la construcción de un aparcamiento cubierto para los futuros trabajadores que no sólo no tiene nada que ver con los contenidos del complejo, sino que costará "seis veces más" que los fondos bibliográficos previstos para la Cidade da Cultura.
De supervisado a supervisor
Contas ha incluido entre sus recomendaciones que el recurso a las aportaciones de "ponencias asesoras, comités científicos, paneles de expertos o cualquier otra fórmula instrumentada para promover la participación" de especialistas del mundo universitario, artístico, científico y cultural en la definición y concreción de los contenidos previstos "deberá circunscribirse estrictamente a una función asesora, limitando el grado de influencia directa sobre el proceso de toma de decisiones".
En todo caso, según señala el informe, la utilización de este recurso deberá ser complementario y no sustitutivo de la existencia de "un mínimo personal técnico propio especializado en planificación, gestión y administración de proyectos culturales" para que los responsables políticos de la Fundación "cuenten con una valoración técnica propia de las aportaciones externas".
Contas ha incluido también críticas a la gestión del proyecto derivadas de la concentración de responsabilidades, de la complejidad de su dirección desde Nueva York, Madrid y Santiago, de la inexperiencia de la Xunta, de la "diferentes culturas técnico burocráticas norteamericanas y locales" y hasta de la "falta de entendimiento entre las partes". El fracaso de la gestión, afirman los auditores, tiene que ver con que Eisenman no podía hacer frente al conjunto de responsabilidades de diseño, construcción y dirección derivadas del concurso de ideas. Fueron sus incumplimientos los que llevaron en 2002 a modificar el contrato de redacción de los proyectos. Pero esa situación liberó "al contratista incumplidor de sus responsabilidades de arquitectura ejecutiva". Eisenman, "de supervisado, se convierte en supervisor de los proyectos de ejecución".
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