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Reportaje:FIN DE SEMANA

Un botín turco en la 'festa bella'

Una celebración trienal de la batalla de Lepanto en la villa italiana de Spelonga

Dicen que todos los caminos conducen a Roma, pero si los tomamos en sentido inverso, entonces todos los caminos nos alejan de Roma. Uno de los más antiguos es la Via Salaria, que parte de la capital italiana para morir en el mar Adriático, y en su recorrido atraviesa territorios no sólo geográficamente hermosos, sino ricos en cultura y en historia, como la provincia de Ascoli Piceno (en la región de Le Marche). Si queremos vivir la experiencia del pasado sin grandes esfuerzos de imaginación, es el verano la estación propicia porque es cuando se celebran las diferentes fiestas populares que hacen de cada localidad un sitio único.

Tomo entonces la Via Salaria para llegar a Arquata del Tronto, localidad dominada, de una parte, por los montes Sibilinos, y de la otra, por los montes de la Laga, cuyo signo de distinción es el castillo medieval de la Roca, una fortificación del siglo XIII.

Muy cerca de allí está Spelonga, otra localidad que no por pequeña debe pasar inadvertida, porque basta entrar en su iglesia de Santa Ágata a contemplar los frescos para que la vista se detenga frente a una bandera turca, descolorida y rota, pero muy bien expuesta junto al altar mayor. Lo primero que viene a la mente es: ¿qué hace esa bandera en una iglesia en medio de las montañas italianas? Según la tradición, en el lejano 1571 participaron en la famosa batalla de Lepanto 150 hombres de Spelonga.

Eufóricos por el triunfo, lograron arrancar la bandera de una de las naves turcas para llevarla de vuelta a su pueblo, y es ésta la que, siglos después, aún se expone en la iglesia. El hecho se conmemora cada tres años con la llamada festa bella. Y este agosto, toca. A partir del día 5, los naturales del pueblo regresan desde cualquier lugar del mundo en que se encuentren. Al menos 150 hombres, vestidos con casacas rojas, se dirigen hacia los montes de la Laga para localizar y cortar un gigantesco abeto (puede llegar a 30 metros) y, durante el tiempo que dura esta tarea, las mujeres se encargan de subir alimentos y vino.

Una vez que el árbol está cortado y limpio, se ata a gruesas cuerdas que los hombres sostienen para emprender el descenso hasta llevarlo a la plaza del pueblo (el día 12), donde le colocan en la punta una bandera turca. Unas horas más tarde, el tronco es levantado para convertirse en el palo mayor de una nave que es construida a su alrededor, símbolo de aquella que los hombres de Spelonga derrotaron en Lepanto. A partir de este momento la fiesta no se detiene; hay comida, bebida, música y tenderetes que ofrecen artículos locales y pañuelos rojos con la media luna. La nave preside los festejos, que se extienden a lo largo de agosto.

El luminoso travertino

Continúo andando la Salaria para llegar a Ascoli Piceno, capital de la provincia. Se trata de una hermosa ciudad, con la armonía de sus formas arquitectónicas y la uniformidad de color. En efecto, durante siglos, el único material utilizado en la construcción fue el travertino, esa piedra de color claro que provoca una sensación de luminosidad permanente.

Conocida como la ciudad de las cien torres, Ascoli es una joya con sus puentes romanos y sus plazas, entre las que destaca la céntrica plaza del Popolo, donde se debe visitar el café Meletti, que este año cumple un siglo. La plaza es, además, uno de los puntos principales por donde pasa el desfile histórico que precede a la Quintana, fiesta que se celebra cada año el primer domingo de agosto.

La Quintana tiene sus orígenes en las justas que se celebraban en la Edad Media y en el Renacimiento. Hoy, el torneo consiste en que seis caballeros (uno por cada vecindad de Ascoli), a caballo y armados de lanzas, deben galopar y dar al blanco del muñeco que representa a un sarraceno. El vencedor recibe como premio el palio, una hermosa tela pintada cada año por un artista diferente. La competición está precedida por un desfile de más de mil personajes -nobles, músicos, damas, pajes, pueblo...-, vestidos con trajes del Renacimiento, que recorren la ciudad hasta el estadio Squarcia, donde se celebra el torneo.

Antes de salir de Ascoli compro unas olivas ascolanas, deliciosas aceitunas rellenas de carne, rebozadas y fritas, características de la región. Y para completar la idea de la diversidad geográfica de esta zona me dirijo a San Benedetto del Tronto, una linda ciudad bañada por el Adriático. Y allí, contemplando el mar, vuelven a la mente la batalla de Lepanto, las justas medievales y toda la vieja historia de esta región que la sabiduría popular ha sabido convertir en fiesta.

Karla Suárez (La Habana, 1969) es autora de la novela Silencios (editorial Lengua de Trapo).

GUÍA PRÁCTICA

Cómo irLos aeropuertos más cercanos a la región son los de Pescara, Ancona y Roma.- Iberia (902 400 500; www.iberia.com) ofrece vuelos de ida y vuelta a Roma en agosto desde 142 euros, tasas incluidas.- Vueling (www.vueling.com), y para las mismas fechas y trayecto, desde 117 euros.Desde Pescara y Ancona se puede viajar en tren hasta San Benedetto del Tronto, que está enlazada con Ascoli Piceno por una línea de ferrocarril local. Horarios y precios en la web de los Ferrocarriles Italianos (www.ferroviedellostato.it). La compañía de autobuses Start Spa (www.startspa.it) opera varias rutas al día entre Roma y Ascoli Piceno.Dormir y comerQQ- Hotel Gioli (00 39 736 25 55 50; www.hotelgioli.it). Viale de Gasperi, 14. Ascoli Piceno. 80 euros la doble.- Country House Chiaraluce(00 39 735 72 376; www.countryhouseonline.it). Contrada Fonte Trufo, 34. Massignano. Agradable casa rural a seis kilómetros del mar. Unos 50 euros la doble.- Restaurante Gallo d'Oro (00 39 736 25 35 20). Corso Vittorio Emanuele, 54. Ascoli Piceno. Un clásico en la ciudad. Especialidades italianas y de la cocina regional. Muy bueno. Unos 35 euros.Información en Internet- Festa bella: www.spelonga.it.- Quintana de Ascoli Piceno 2007: www.comune.ascolipiceno.it.

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