El Euskaltel sigue sin ganar, pero es el equipo que más ataca
Juan Antonio Agirre Loidi acaba de cumplir 63 años y es de Bilbao. Acudió al Tour en 1985 al reclamo de Marino Lejarreta. Le gusta el ciclismo, mucho y en general, pero la tierra tira y en los ciclistas del Euskaltel se fija más, claro. "Mejor, este año mejor", señala al hacer balance de la escuadra. No miente, algo ha cambiado en el equipo naranja. "La mentalidad", resume Miguel Madariaga, mánager general del equipo que fundó en 1994. "No somos un equipo cualquiera; no defendemos una marca comercial. Defendemos mucho sentimiento, y estamos obligados a obrar en consecuencia", señala Igor González de Galdeano, que el año pasado sustituyó a Julián Gorospe al frente del equipo.
Siguen vistiendo de naranja, pero donde Gorospe frenaba a sus ciclistas en las bajadas, ahora, antes de bajarse del autocar, el jefe insiste: "Atentos y valientes. Es nuestro día". Que se lo digan a Zubeldia, que ha recuperado el gusto por verse delante y ya es sexto en la general, o a Astarloza, undécimo, obsesionado con entrar entre los diez primeros. Estamos disfrutando y se nota", reconoce Landaluce, otro de los veteranos. González de Galdeano sólo lamenta una cosa: "Llevamos todo el Tour dando en el poste".
No miente. Según L'Equipe, que lleva las cuentas, hasta el inicio de la etapa de ayer, en la que primero Verdugo y más tarde Zubeldia volvieron a encabezar una escapada, Euskaltel lideraba la clasificación de kilómetros acumulados por delante del pelotón, con 1.408, por delante de Le Française des Jeux, con 1.007. El objetivo era una etapa y un ciclista en París entre los diez primeros: "Lo primero está difícil, pero lo intentaremos", amenaza Zubeldia.
La marea naranja ha vuelto. "Da gusto, subiendo el Peyresude me encontré a mi mujer con la cuadrilla", confiesa Astarloza. "Nos animan a todos; nos cuesta un 25% menos subir los puertos", apunta Garate, vasco del Quick Step.
