_
_
_
_
_
Reportaje:

Arte en un contenedor rojo

Tirso de Molina acoge este fin de semana un festival de videoarte

Una fuente anónima, olvidada en el enredo de una gran ciudad. Nadie la nota o la siente suya, hasta que un día, un grupo de artistas la pintan de rojo. Una cámara lo capta. Unas mujeres que cantan, una tras otra, llevan impresas en la piel amoratada una historia de violencia aceptada. Una cámara busca sus rostros doloridos y graba una canción de amor falso.

Son sólo dos ejemplos de los vídeos que se pueden ver en la plaza de Tirso de Molina, que durante toda la jornada de ayer y de hoy acogerá la primera edición del festival de videoarte Sueños de una noche de verano. Entre los cubos de madera que despliegan sus flores, la Fundación Temas de Arte, que organiza el evento, ha colocado una carpa y un contenedor rojo de los que se encuentran en las obras. Son dos inéditas salas de proyecciones. Bajo la carpa, monitores de televisión, banquetas y cascos, donde los espectadores miran los vídeos. "Ésta es la sección de obras dedicada a los artistas extranjeros", explica Armando Unsain, uno de los organizadores del festival. Hay vídeos que llegan desde Londres, una de las cunas del videoarte. Las otras obras son de la Bienal de Vídeo y Cine Contemporáneos de Baja California (México), otro nudo de este arte.

Son las tres de la tarde y la plaza con sus flores duerme en un calor somnoliento. Los que pasan curiosean la instalación. Como Ana Celada: "Vivo lejos y no me había enterado. ¡Vaya suerte que me he acercado", dice felicitándose ella misma. Es actriz y creativa de 28 años, y sigue: "Hoy en día el arte está íntimamente atado a la documentación o creación visual. Pero Madrid está bastante atrasada...". Pepe González y Quique Álvarez, de 38 y 40 años, viven cerca de la plaza y han bajado adrede: "Mientras no nos vayamos de vacaciones, todo es bienvenido". Se paran en el contenedor donde se proyectan en loop 12 obras de artistas españoles o que trabajan aquí. Es la cara autóctona del festival: compiten para ser galardonadas con un premio de 1.000 euros que un juzgado de seis expertos asignará la semana que viene. Cuando baje el sol, serán proyectadas en una pantalla al aire libre en Tirso de Molina. A las 20.00 de hoy, el festival terminará. Pero con un compromiso: volver el año que viene.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_