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Reportaje:

"Mi Tour ha terminado"

Los médicos sospechan que Valverde, que fue "de menos a menos", ha incubado un virus

El día empezó mal y terminó peor. Llovía sobre Albi cuando Alejandro Valverde se marchó del hotel de concentración con el objetivo de inspeccionar el recorrido de la contrarreloj. Eran las nueve de la mañana y Valverde, el líder del Caisse d'Épargne, ya torcía el gesto: él prefiere correr con calor. La etapa, además, era exigente y se hizo más complicada a medida que avanzaba el día, porque las sensaciones del ciclista murciano fueron cada vez peores. Algo iba mal: "Calentó en el rodillo y no le subieron las pulsaciones. Entonces, empezamos a preocuparnos de verdad", reconoció después de la etapa Eusebio Unzue, su director, que no daba con una explicación que justificara la desastrosa contrarreloj protagonizada por el ciclista murciano. "No es normal. No sabemos qué, pero algo le ha pasado al chaval", insistía el mánager del equipo, José Miguel Echávarri, que se confesaba "desilusionado, como muchos aficionados".

"No iba nada. Nunca encontré el ritmo y se me ha hecho muy largo", dijo el murciano
Unzue: "Calentó en el rodillo y no le subieron las pulsaciones. Nos empezamos a preocupar"

"Veremos qué tiene", avisaba el doctor del equipo, Jesús Hoyos, con síntomas de manifiesta preocupación. Fue él quien explicó que a Valverde, nada más empezar la carrera, se le hinchaban los músculos en cuanto trataba de forzar el ritmo. "Tal vez se bajó pronto del rodillo y se enfrió", razonó el médico, que zanjó: "No fue una pájara, ha ido de menos a menos". Quien más o quien menos sospecha que Valverde incuba un virus. "Tiene pinta", dicen los que saben. "Lo cierto es que después de un día como éste, en el noventa y nueve por ciento de los casos vas a peor", insistió Hoyos.

Albi, la ciudad donde empezó la cruzada contra los Cátaros, se convirtió ayer en el cementerio de los sueños del equipo franco navarro. Pereiro salvó los muebles, pero Valverde se hundió en la miseria de 54 kilómetros patéticos: le dobló Rasmussen, que no es un especialista frente al crono, ni mucho menos. Perdió 6m 8s respecto a Vinokúrov, el ganador de la etapa y cayó en la clasificación: es 11º y está a 5m 48s del sorprendente danés. "El Tour ha terminado para mí", dijo después de tomar resuello en la caravana del equipo. Lejos de comparecer abatido, Valverde pareció inmune a las consecuencias del desastre que acababa de protagonizar: "Anímicamente estoy bien. Cuando das lo que tienes no estás obligado a más", dijo a sabiendas que su actuación ha destrozado los planes del equipo, que ahora buscará ganar una etapa que salve el Tour.

Unzue tardó poco en comprender que Albi iba a quedar en la intrahistoria del Caisse d'Épargne como escenario de una tragedia muy particular. "Los diez primeros kilómetros los aguantó dignamente, pero luego, nada. Nada de nada", explicaba el navarro. Valverde tardó menos que él en comprender que su historia en el Tour de Francia iba a quedar marcada por la contrarreloj de ayer. "No iba nada, nunca encontré el ritmo; se me ha hecho muy largo", aseguró. No buscó excusas -"el mal tiempo no ha tenido nada que ver", dijo-, sino que fue muy sincero: "A medida que empecé a perder tiempo comprendí que daba igual perder cuatro que seis minutos". Perdió la posibilidad de ganar el Tour: "Ahora el objetivo es llegar a París, terminar el Tour de una vez", reconoció, al tiempo que descartaba un ataque hoy en los Pirineos: "La verdad es que no tengo el cuerpo para ataques", aseguró. Justo entonces sonrió, subió a un coche y se marchó para el hotel. Al tiempo, Alberto Contador subía al podio para recoger el maillot blanco, la prenda que distingue al mejor novato de la carrera. "Me ha sorprendido tanto mi buena contrarreloj como saber que a Valverde le ha doblado Rasmussen, pero en una etapa de este tipo si no te encuentras bien te llueven los segundos", manifestó el de Pinto, que se negó a reconocerse como la gran esperanza española en este Tour: "Tengo 24 años, no me toca todavía".

Los miembros de su peña, que le esperaban al pie de podio, piensan todo lo contrario. Contador salió tercero de la crono de Albi. Llegan los Pirineos y él todavía puede soñar. Valverde bastante tiene con buscar razones a su descalabro. Eso sí, sin perder la sonrisa, ni siquiera tras darse un inesperado batacazo.

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