Santiago vive sus fiestas más pobres

Los turistas que pasean estos días por las calles del casco viejo de Santiago ni siquiera sospechan que se encuentran en una ciudad que celebra sus fiestas. En pocos días la capital gallega vivirá uno de los días más esperados del año, la gran jornada del 25 de julio, que comienza la noche anterior con el espectáculo pirotécnico de la quema de la fachada gótica de la Catedral. Hasta entonces será difícil encontrar rastros festivos porque lo cierto es que eventos como los campeonatos de llave, las actuaciones de grupos de gaitas y las noches de bailes de salón en la carpa instalada en la Alameda no llaman la atención de grandes multitudes.

El programa diseñado por la concejalía de Fiestas del Ayuntamiento responde a parámetros similares a los de los últimos años, aunque el presupuesto se ha reducido en un 15% para situarse en 611.000 euros. No hay grandes figuras y los nombres con más tirón son Julieta Venegas, Orishas, Calamaro y Fito Cabrales. Ninguno de ellos destaca demasiado si se tiene en cuenta que en el verano musical gallego hasta pequeñas localidades como As Somozas y O Carballiño se permiten traer a figuras internacionales como Paulina Rubio o Carlinhos Brown.

Sin duda la gran atracción del programa era la presencia de Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat en la Plaza del Obradoiro. El concierto acabó en un fiasco ya que fue interrumpido por la lluvia cuando los cantantes llevaban una hora sobre el escenario. Las protestas del público convirtieron la actuación estrella en un mal recuerdo para los que pagaron 30 euros por una versión reducida del espectáculo.

José Baqueiro, concejal de Fiestas, asegura que ni siquiera un escenario cubierto habría permitido que el concierto pudiese continuar. Pese a lo que ocurrió el pasado domingo, Baqueiro se muestra convencido de que la mayoría de las actividades de las fiestas tienen que celebrarse al aire libre ya que "así se consigue que la gente las viva más intensamente". Eso sí, lo ocurrido durante el recital de Sabina y Serrat ha llevado a que el recital de Calamaro y Fito, que inicialmente iba a celebrarse mañana en el Monte do Gozo, se traslade al Multiusos del Sar. Otro de los aspectos llamativos es la desproporción de precios entre las actuaciones previstas. El abanico va desde las entradas gratuitas a los 40 euros que habrá que pagar para ver a Calamaro y Fito.

Baqueiro reconoce que otros años acudieron estrellas más rutilantes a las fiestas, pero destaca que ahora "hay una programación con conciertos a lo largo de 19 días y también tenemos oferta cultural a lo largo de agosto". El concejal añade que el criterio fundamental para seleccionar a los artistas es el de contentar a todos los públicos.

Para el concejal del PP Angel Espadas las fiestas del Apóstol son una "fotocopia reducida" de las del pasado año. "Él programa revela improvisación y falta de ideas", indica Espadas. El edil estima que estas fiestas no responden al objetivo de complacer a santiagueses y visitantes. "Más bien se trata de hacer un programa a medida para unos pocos", concluye.