_
_
_
_
Reportaje:MÚSICA

Björk repasa su repertorio hasta lograr una apoteosis 'dance'

Patricia Gosálvez

Fuera de la plaza de Las Ventas, Ignacio trafica con botellas de agua. "¿Qué pasa dentro?". "Canta una. Bjonk, o algo así, como el tenista, es una que hace pop muy raro, y va vestida que madre mía".

A Björk (Reikiavik, 1965) se la puede definir de muchas maneras. "Es única", dice Sebastián, de 21 años, que ha venido de vacaciones desde Suiza, donde la diva islandesa no ha tocado nunca. "Es loca, especial, hay que acostumbrarse a su voz, pero después es lo mejor, y esos vestidos... ¡son toda una declaración de intenciones!".

Björk apareció ayer en un escenario decorado con estandartes medievales que lucían animalillos (la rana, el cocodrilo, el pajarito), irónico guiño naturalista, dada la función del recinto. Presidió su entrada una corte de coristas y músicos de viento, con túnicas de aires medievales de los colores de los teletubbies. Pero la sorpresa es siempre el vestido de la diva: en este caso, un tocado de pompones entre japonés, siglo XII, vikingo, asultanado... Una mezcla histérica de referencias estéticas, que bien podría llevar la reina Amidala, de La guerra de las galaxias.

En la plaza, no llena del todo, no se abrieron las gradas ni las andanadas; había un público variopinto y algún fan entregado como Celia, de 23 años, que se había puesto un vestido hecho de sábanas infantiles, que estaba esperando en el armario para esta ocasión: "A Björk le encantaría".

La islandesa atacó la noche respaldada por unas llamaradas, se arrancó el tocado y sorprendió con su voz desde el primer tema, Earth intruders, la primera canción de Volta, su sexto disco de estudio. Sin fruslerías ni pausas entre canción y canción, y tan sólo escuetos "gracias" seseados, Björk cubrió todo su repertorio desgranando los temas del nuevo álbum y mezclándolos con clásicos reinterpretados para que la gente bailase y rompiese en palmas espontáneas: Hunter, Pagan poetry y Army of me.

Bailona

Descalza, ya sin el aparatoso tocado, con la melena suelta y un vaporoso vestido de volantes metálicos, Björk estuvo más bailona que de costumbre, recorriendo todo el suelo del escenario a base de dar saltitos y girar los brazos en el aire.

Sobre las tablas la acompañaban una clásica orquesta de viento, de un lado, y del otro, los programadores, con su aparataje electrónico, entre el que se incluía el ReacTable, un instrumento inventado por un equipo de la Universidad Pompeu Fabra que consiste grosso modo en un tablero, sobre el que se deslizan objetos para producir sonidos, y que lució especialmente en el último tramo del concierto en canciones como I miss you o Hyper ballad.

Según la noche tocaba a su fin, los gorgoritos y el espectáculo vocal en canciones como Jóga fueron dando paso a una apoteosis dance, en la que el láser verde (algo retro) se disparaba como loco sobre el foso, donde la gente daba botes dignos de cualquier macropista ibicenca.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_