El gran castigado: el IVAM
Mal empieza la nueva consellera de Cultura con su ratificación a Consuelo Ciscar como directora del IVAM. Si hay alguna gestión que se pueda "personalizar" en el derroche, el despilfarro, la falta de planificación, el hiperpersonalismo, y los fracasos tiene, sin ninguna duda, un nombre propio: Consuelo Ciscar.
Sólo hace falta recordar su trayectoria y algunas de sus meteduras de pata: la malograda Ciudad de las Artes Escénicas (que hoy más que nunca ha sido un fiasco y aún es una gran incógnita), la Bienal a punto de desaparecer (con el escandaloso contrato de Settembrini y las deudas pendientes), el Consorcio de Museos (una buena idea convertida en impagos, despilfarros y abundantes deudas), las carísimas y extrañísimas exposiciones en Suramérica (que ha servido para que alguno viajara a costa del erario público), sus compras de obras sin criterio ni valoración técnica o profesional (por ejemplo Gerardo Rueda), la creación de una revista de arte nada profesional pero sí vinculada a pagos publicitarios, y los polémicos patrocinios de arte vinculados a constructoras o empresas sanitarias en función de relaciones más personales que políticas (recuérdese el fiasco sufrido con la Fundación Astroc, principal patrocinadora del IVAM y compradora de los premios que recibía Consuelo Ciscar). Por cierto, la gran incógnita ahora es saber qué arte podrá patrocinar el señor Blasco con su nueva Consejería de Inmigración.
Cuando Consuelo Ciscar llegó al IVAM, con ella llegó la polémica, el derroche, pero también la continua caída en picado de lo que ayer fue un "buque insignia" del arte moderno, con gran reconocimiento internacional, y hoy tan sólo es un lamento. Debería la nueva consellera escuchar las opiniones publicadas de algunos críticos de arte que han calificado el IVAM como un museo con una programación de tercera y cuestionaban los méritos y capacidades de su ayer y hoy directora señora Ciscar (véase por ejemplo el artículo Impostura de Juan Vicente Aliaga).
No era casual la constante rumorología durante meses de la destitución de Consuelo Ciscar: era más bien un deseo esperado tanto en el sector del arte como en las propias filas del PP. De hecho, otros consellers habían intentado sacar a C. Ciscar de responsabilidades de gestión, pero parece que "el padrino" de la directora del IVAM es políticamente más fuerte e influyente que los continuos quebraderos de cabeza de esta señora. Y si no, que se lo pregunten a González Pons, a Font de Mora o a la ex secretaria autonómica de Cultura Concha Gómez, quien intentó hasta el final sustituirla por Román de la Calle. A lo mejor es que la nueva consellera no ha encontrado todavía a nadie del PP de Alcoi para tal tarea, puesto que da la impresión de que los nombramientos en cultura se vinculan, hoy más que nunca, a los premios orgánicos por haber mantenido levantada la bandera del campsismo frente al, hoy ya más que muerto, zaplanismo.
Mal empieza la nueva consellera cargando herencias y problemas. Y mal empieza demostrando poca autoridad en un museo tan importante para los valencianos.
Ana Noguera es diputada socialista en las Cortes Valencianas.
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