Europa elude la comparación con Irán
La noticia del acuerdo nuclear con Corea del Norte produjo sensaciones encontradas entre quienes intentan conseguir lo mismo desde Occidente con Irán. Celebraban la caída de tensión en un punto caliente del globo al tiempo que querían evitar el establecimiento de un paralelismo entre ambos casos, fundamentalmente porque el régimen de Pyongyang ya tiene armamento nuclear y nunca ha ocultado la vocación militar de su programa atómico, mientras el de los ayatolás está a años vista de hacerse con la tecnología que lleva a la bomba y siempre ha mantenido que su programa atómico tiene objetivos exclusivamente civiles.
Irán es una incógnita ante el espejo coreano, aunque recientemente ha dado señales positivas como la de permitir la visita de inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) al reactor de agua pesada de Arak -aún en construcción, pero que será capaz de producir plutonio- y la de fijar con el OIEA el protocolo para otras inspecciones a la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz.
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