Ropa sin esquemas

El diseñador bilbaíno Alberto Etxebarrieta rompe moldes. Primero, porque este joven de 30 años improvisa cada nueva prenda sobre un maniquí, lo que ha dado el nombre a su marca, Sinpatrón. La técnica la comenzó a emplear hace tres años y medio de forma espontánea, cuando trabajaba en un bar y pensó en probar suerte con la moda, pero carecía de conocimientos sobre corte y confección. A los ojos del público, la principal sorpresa de este vizcaíno está en sus propias colecciones, que tanto ofrecen faldas para hombre como vestidos de novia hechos con la tela de viejos paracaídas. Y el éxito que en poco tiempo ha alcanzado su firma avala sus propuestas.

Revistas de moda incluyen ya sus creaciones y en septiembre estará presente, por segunda vez, en el espacio El Ego de Pasarela Cibeles, que muestra en Madrid el trabajo de jóvenes talentos días antes del inicio de los desfiles españoles más prestigiosos. El pasado año obtuvo el premio de la Diputación a la mejor colección masculina en la pasarela Creamoda de Bilbao y el galardón al mejor diseñador de la Mustang Fashion Weekend, del Festival Internacional de Benicàssim.

Alberto asegura que sus prendas están muy influenciadas por sus propias experiencias: "El universo de Sinpatrón es mi día a día, lo que yo he vivido. Me ha marcado el punk, el mundo gótico y buscar la dualidad en los armarios, tanto masculino como femenino. La falda, por ejemplo, no tiene género y puede llegar a ser muy viril, pero tiene que ser distinta para chico y para chica". Con estas premisas y una filosofía más cercana a la de un artista que a la de un diseñador de moda se entrega a su labor en un taller que tiene en Barakaldo. "Entiendo que la ropa que hago no está confeccionada al uso, porque parto de unas necesidades, que yo me marco y que no son académicas, para ir construyendo sobre un maniquí. No es algo buscado, pero creo que construyendo así salen cosas distintas", explica.

En las cinco colecciones que ha presentado hasta ahora bajo el sello Sinpatrón hay siempre piezas para mujer y hombre, de estilo desenfadado y para fiesta. Los tejidos son tan distintos como innovadora es su visión sobre cada prenda. Desde pantalones elegantes inspirados en los populares chándales deportivos, hasta sorpresivos abrigos de tul que al abrirse se transforman en un vestido. Afirma que las calles son "grises" y sus diseños, sin ser especialmente coloristas, introducen una nota alegre en un vestir uniforme. "Entiendo que mi marca no es para todo el mundo, sino para gente con menos prejuicios o con una visión más lúdica del vestir".

Al no usar patrones, sus artículos son siempre únicos, por lo que sólo vende por encargo. Pero en septiembre, un comercio del Casco Viejo de Bilbao ofrecerá por primera vez series suyas de cinco piezas similares, aunque también exclusivas, en una experiencia de venta de autor que imita el carácter genuino de cada ejemplar de una litografía. No le gusta hablar de precios, porque mantiene que no está tan preocupado por la rentabilidad económica de sus productos como por crear un estilo distinto de vestir.

Sus inicios en la confección fueron atípicos. Dice que se introdujo "del revés", porque, en lugar de estudiar y luego lanzarse, "iba aprendiendo a coser mientras presentaba mis trabajos al público". Etxebarrieta, a quien siempre le gustó el dibujo y el mundo de la moda, viajó hace algo más de un lustro a Edimburgo para estudiar durante dos años escenografía teatral. Al regresar a Bilbao encontró trabajo de camarero y se animó a diseñar, junto a una compañera, una colección de prendas que presentó en la pasarela bilbaína Modorra. Su muestra gustó tanto entre los asistentes al desfile que se sintió alentado a preparar una segunda colección, ya en solitario y bajo el sello de Sinpatrón.

A aquella muestra con su marca le siguió una segunda y nuevas oportunidades para concurrir en pasarelas cada vez más conocidas, como la Semana de la Moda de Vitoria. En febrero intervino, por primera vez, en la tercera edición de El Ego de Pasarela Cibeles de Madrid y en julio participó en el Fórum de Barcelona.