El vatio no miente
Un aparato que mide la potencia que genera un ciclista al pedalear revoluciona la preparación del pelotón
En el techo de una vieja granja en Bolougne-Sur-Mer, a la salida de Dunkerque, los propietarios han instalado 80 m2 de células fotovoltaicas, que deberían producir 11.200 kilovatios por hora al año. Olivier Poulan, el dueño, ha pagado 80.000 euros y piensa vender a 56 céntimos cada vatio. El vatio mide la potencia, la cantidad de trabajo en un determinado espacio de tiempo. Y está de moda en el ciclismo. Al menos siete equipos del pelotón preparan a sus corredores atendiendo los registros de la potencia en fases de esfuerzo. O sea, que donde antes había pulsómetro ahora se incorporan medidores SRM. Un sensor en la biela manda los datos sobre velocidad, distancia, frecuencia cardiaca y potencia al receptor, situado en el manillar de la bicicleta. La fiabilidad es ahora mucho mayor. La frecuencia cardiaca, por ejemplo, estaba antes a expensas de demasiados condicionantes: frío o calor, estado de forma o enfermedad, incluso de la altura. Sin embargo, la pedalada no engaña, el vatio no miente.
Según los cálculos, un velocista genera, en los 200 metros de un sprint como el de la etapa de ayer, una potencia de 1.500 vatios. Steegmans y Boonen, primero y segundo, emplearon 2CV (caballos de vapor, unidad de potencia) cada uno para el doblete del Quick Step. Si pudieran vender los vatios que ellos mismos generaron, hubieran ganado más de 700 euros por bici.
"El aparato se instala fácil, no es problema", asegura Chris, uno de los mecánicos del Discovery Chanel. "De la potencia que desarrolla el ciclista obtenemos muchos otros datos que en fase de entrenamiento son muy útiles", afirma el doctor de la formación Kepa Zelaia. "Es una gran ayuda en los entrenamientos", confirma Alberto Contador, que lo ha usado este año en su preparación bajo las directrices del preparador personal del equipo, Pepe Martí. "Es que te tienen que guiar, o no le sacas partido a medir en vatios los entrenamientos", añade. De guiarle, precisamente, se encargó Martí durante las largas horas de preparación para el Tour.
"En una buena sesión de trabajo Contador genera una potencia de entre 300 y 400 vatios", explica el especialista. "En un demarraje en subida supero los 700", aclara el ciclista madrileño, que no usa el aparato en carrera. Durante la etapa, sólo se monta el SRM en las bicicletas del portugués Paulinho y de Egoi Martínez, que además cargan con un transmisor para ofrecer los datos en televisión durante la etapa.
El corredor navarro se interesó ayer, antes de partir en Dunkerque, por el exceso de equipaje que arrastraba: 60 gramos pesa el aparato, en el manillar, y 200 el transmisor de datos, bajo el sillín. "Como un teléfono móvil", le aclaró Daniel Gillespie, de la empresa que cede a los ciclistas los aparatos (3.500 euros) para su preparación. "Si no fuera por el tema de publicidad, no podría trabajar con vatios", confiesa Contador, que disfrutó de dos SRM, uno para la bici normal y otro para la de contrarreloj, durante sus entrenamientos. "He notado un cambio brutal en la preparación", reconoció ayer antes de tomar la salida con el mar del Norte en el horizonte.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.