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José Luis Bilbao promete que los 50 altos cargos de Vizcaya declararán sus bienes

El reelegido diputado general se ofrece a alcanzar acuerdos con todos los grupos salvo ANV

El reelegido diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao se comprometió ayer a que los cerca de 50 altos cargos forales presenten sendas declaraciones notariales de bienes cuando accedan a sus cargos y en el momento de abandonarlos. "Contra la corrupción, tolerancia cero", afirmó en el pleno de Gernika. Como estaba previsto, salió elegido en segunda votación con el único apoyo de los 23 junteros del PNV. Consciente de su situación minoritaria en las Juntas, se ofreció a llegar a acuerdos con casi todos los grupos. La oposición, salvo ANV, se mostró dispuesta a ello

Si hace cuatro años José Luis Bilbao incidió en su discurso sobre la lucha contra el fraude fiscal -justo cuando el entonces máximo responsable de la Inspección Fiscal de Vizcaya era investigado por supuesto trato a favor-, ayer volvió a anunciar medidas sobre otro asunto de actualidad, la corrupción. Sin mencionar lo ocurrido en Guipúzcoa -el caso de la presunta estafa en la oficina de la Hacienda foral de Irún-, aseguró que la conducta de los gestores públicos en Vizcaya y Euskadi "ha sido intachable" en los 30 años de democracia, aunque admitió "siempre hay excepciones que confirman la regla".

Por ello, y tras proclamar que "debemos ser el ejemplo número uno ante la ciudadanía", anunció que él entregará todos los años sus declaraciones de renta y patrimonio. Además, los "responsables políticos", entre los que incluyó los diez diputados forales y el secretario general de la Presidencia, los directores generales de cada área y los directores o gerentes de empresas públicas u organismos dependientes de la Diputación, deberán presentar una declaración notarial cerrada ante la presidencia de las Juntas Generales al tomar posesión de sus cargos y un segundo documento al dejar su puesto. La presentación de estos datos afectará a cerca de 50 altos cargos.

En su discurso, que se prolongó durante una hora, planeó siempre la necesidad de buscar apoyos. Tras cuatro años de plácida mayoría absoluta con EA, ahora el PNV vuelve a una situación de minoría que ya vivió la década pasada, cuando la izquierda abertzale concurría con normalidad a las elecciones. "Acuerdos tendrá que haberlos y los habrá. Probablemente, con la práctica totalidad de los grupos de esta Cámara", dijo. La única excepción será, según afirmó en el turno de réplica, ANV, con quien "no merece la pena hablar" mientras no reclame a ETA que deje de matar.

Bilbao desgranó parte de los proyectos contemplados en su programa electoral y aportó alguna novedad. Mostró su intención de adaptar en cinco años, es decir para 2010, la totalidad de las prestaciones marcadas en la Ley de Dependencia y cubrir toda la demanda en materia de discapacitados.

Sobre su polémico Plan de Vivienda, que ha provocado un agrio enfrentamiento con el consejero del ramo, Javier Madrazo, instó a "desterrar la polémica" y apoyar todos los proyectos de pisos protegidos, "sin mirar quien lo hace". Insistió en su lema de "crear riqueza para poder repartirla" y defendió el mantenimiento de la norma contra las deslocalizaciones, pese a reconocer que es "voluntariosa, más que eficaz". La parte final de su discurso lo dedicó a la paz y a criticar a la izquierda abertzale por sus coacciones en los ayuntamientos. Tras la ruptura de la tregua, anticipó, "ya nada será igual" y sólo el entorno de ETA "tendrá que desarmar" a la organización terrorista.

Discurso "previsible"

El socialista José Antonio Pastor valoró como "previsible" el discurso, "con muchas propuestas planteadas hace cuatro años", pero destacó el "tono conciliador". Mostró "la mano tendida" del PSE para alcanzar acuerdos y reclamó incluir la variable medioambiental en las principales áreas, la creación de un observatorio para la inmigración, una sola tarifa para todos los transportes públicos y la sustitución del plan foral por un pacto por la vivienda con el Gobierno, las tres diputaciones y los ayuntamientos. Pastor abogó por un cambio en la Ley de Territorios Históricos, que, "como el Estatuto o la Constitución, no es inalterable", y una nueva ley de Aportaciones.

Carlos Olazabal (PP) sorprendió con un discurso conciliador -su formación ha sido los últimos años la más crítica, sobre todo en las formas, con la Diputación-, en el que planteó dejar de lado "las diferencias" del pasado. "Salvo que haga cosas rarísimas, no vamos a dificultar su gestión", anunció. Reclamó un gran pacto social, propuesto hace dos años por Bilbao pero que no ha sido desarrollado. "Pedimos que lo lidere. No puede ser como antes, que nos mande un papel".

Ezker Batua, la única formación con la que el PNV intentó, sin éxito, un acuerdo, consideró las propuestas de "insuficientes, continuistas y escasamente innovadoras". Su portavoz José Ferrera pidió paralizar el Plan de Vivienda, cambiar la reforma aprobada sobre el IRPF y rechazó la Supersur y la ampliación de la incineradora.

Aralar y EA, con un juntero cada uno, se mostraron dialogantes, pero se opusieron a proyectos como el Plan de Vivienda. El miembro de ANV, Andoni Arriola, dedicó la mayor parte de su discurso a criticar lo ocurrido en las elecciones y a propugnar la búsqueda de una "solución al conflicto".

Sólo sale un diputado

José Luis Bilbao ha dado continuidad a su equipo de gobierno y sólo ha salido uno de los diputados peneuvistas, Eusebio Melero, aunque con una significación importante. Ha sido el responsable de Obras Públicas y Transportes, la segunda área con más presupuesto del ejecutivo foral. Melero, quien había entrado en la Diputación la pasada legislatura tras salir del Ayuntamiento de Bilbao por su falta de sintonía con Iñaki Azkuna, vivió su peor momento con el atropello mortal de dos niños en un semáforo del barrio bilbaíno de Basurto, en una carretera propiedad de la Diputación. Al diputado general le ha venido bien un ejecutivo monocolor para que entren más mujeres, una carencia del anterior, que sólo contaba con la presencia de Belén Greaves en Cultura.

Bilbao mantiene al núcleo duro con Patxi Sierra-Sesumaga, que sigue con el área de Relaciones Municipales y atesora más poder al añadirle Administración Pública, encargada del Plan de Vivienda y la gestión de suelos. Juan María Aburto, José María Iruarrizaga, Greaves y Iosu Madariaga repiten en Acción Social, Hacienda, Cultura y Medio Ambiente, respectivamente. Iñaki Hidalgo pasa de Administración Pública a Obras Públicas. Transportes -antes junto a Obras- y Urbanismo -que estaba con Relaciones Municipales- son dirigidas por Itziar Garamendi, juntera del PNV. Irene Pardo, directora de Calidad Alimentaria del Gobierno y responsable de los inspectores que detectaron fraude en el txakolí, se encarga de Agricultura. Los departamentos con menor peso, Innovación y Promoción Económica, y Empleo y Formación pasan respectivamene a manos de Izaskun Artetxe - funcionaria en el gabinete del diputado general- y Eusebio Larrazabal, quien ocupaba Agricultura y parece pagar algunas polémicas vividas en su departamento.

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