El miedo a un ataque invade el Reino Unido
La policía detiene a cinco personas tras los intentos de atentados en Londres y Glasgow
Los británicos viven momentos de enorme tensión pese a los llamamientos para que sigan con sus vidas con toda normalidad, aunque sin dejar de permanecer vigilantes. La seguridad ha sido reforzada (el nivel de alerta fue elevado el sábado a su máximo nivel) y es muy visible en los puntos neurálgicos del país, sobre todo en aeropuertos, estaciones de metro y ferrocarril y actos públicos. Hoy es un día especialmente delicado: el primer lunes tras un tenso fin de semana con dos atentados fallidos, uno en el centro de Londres y otro en Glasgow, que el primer ministro, Gordon Brown, pareció ayer atribuir a "gente asociada con Al Qaeda". En la memoria colectiva permanecen los atentados de julio de 2005 que causaron la muerte de 52 personas.
El refuerzo de las medidas de seguridad es muy visible en puntos neurálgicos del país
Están muy presentes los atentados del 7-J de 2005, en los que murieron 52 personas
La policía británica detuvo ayer a un hombre en Liverpool, elevando a cinco los detenidos tras el atentado de Glasgow: los dos hombres que intentaron hacer estallar un todoterreno a la entrada de la terminal de pasajeros, un hombre de 26 años y una mujer de 27, detenidos la noche del sábado en una autopista en Cheshire, y un hombre de 26 años arrestado en Liverpool. Ayer se estaban produciendo registros en varios domicilios en Houston (cerca del aeropuerto de Glasgow), en Liverpool y en Newcastle-under-Lyme. Según fuentes policiales citadas por la BBC, se buscaba a un sexto sospechoso, lo que explicaría el máximo nivel de alerta.
El jefe de los servicios antiterroristas de Scotland Yard, Peter Clarke, no quiso dar detalles sobre los detenidos en el aeropuerto de Glasgow. Confirmó que uno de ellos, que se cree que era el conductor del Jeep Cherokee, sigue en estado crítico tras intentar quemarse a sí mismo en el ataque. La policía procedió ayer a la explosión controlada de un vehículo sospechoso estacionado en el hospital de Royal Alexandra de Paisley, en las afueras de Glasgow, donde está internado el detenido. Clarke explicó en Glasgow que "son aún más claras" las evidencias que vinculan la conexión entre los fallidos coches bomba de Londres y el vehículo empotrado ardiendo contra la entrada del aeropuerto escocés.
Los británicos se congratulan porque en estos tres intentos de atentado no sólo no ha habido muertos ni heridos, sino que los servicios de seguridad cuentan con elementos de enorme valor para realizar una investigación. El más importante es el potencial suicida detenido en Glasgow y su compañero, aunque las serias quemaduras que padece el conductor pueden acabar llevándole a la muerte. El otro, los dos potenciales coches bomba de Londres, que no llegaron a estallar y que permiten acumular una larga cantidad de pruebas e informaciones.
El jefe de los servicios antiterroristas de Scotland Yard no quiso dar detalles sobre la investigación ni sobre los dos suicidas.
El primer ministro, Gordon Brown, que es escocés de nacimiento, sí dio a entender en una entrevista en el programa BBC Sunday AM que los autores están vinculados a la organización de Al Qaeda. "Aunque no quiero hacer comentarios sobre la investigación policial en marcha, está claro que nos enfrentamos en general con gente asociada con Al Qaeda en una serie de incidentes que han ocurrido por todo el mundo", dijo. Según fuentes policiales citadas por la BBC, se cree que los cinco detenidos provienen de distintos países de Oriente Próximo.
La ministra del Interior, Jacqui Smith, presidió ayer la cuarta reunión del grupo Cobra, que coordina las situaciones de emergencia en el país. Smith no quiso dar detalles de las investigaciones porque eso es algo que corresponde a la policía, pero confirmó que hoy comparecerá en el Parlamento.
Las medidas de seguridad se han incrementado de manera considerable, y sobre todo muy visible en puntos neurálgicos del país, sobre todo en los nudos de comunicaciones y en los lugares en los que se concentran muchas personas.
Pese a ello, la vigilancia en las inmediaciones del remozado estadio de Wembley, en Londres, donde ayer se celebró un macro concierto en memoria de la desaparecida princesa Diana, era bastante discreta e incluso inferior -al menos a simple vista- a la que suele controlar un partido de fútbol.
En cambio, el sábado por la noche decenas de policías vigilaban la estación Victoria en el centro de Londres, situándose de forma particularmente visible. La presencia policial era evidente en numerosas calles de la ciudad a primera hora de la madrugada. En la tarde de ayer, un paquete sospechoso provocó el cierre durante dos horas de la terminal 3 del aeropuerto londinense de Heathrow.
Hoy puede ser un día especialmente tenso para los ciudadanos británicos. Las habituales aglomeraciones de público en la hora punta de un lunes por la mañana serán hoy un momento dramático para los viajeros, con el pensamiento puesto en los acontecimientos de este fin de semana y el ya cercano segundo aniversario de los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres, que costaron la vida a 52 personas, además de los cuatro suicidas. Pero las autoridades han llamado a los ciudadanos a seguir con sus vidas cotidianas y no dejarse intimidar por el terrorismo.
"Es muy importante que la gente siga con su vida normal. Es muy importante que los británicos lancemos a los terroristas el mensaje de que no van a minar nuestro modo de vida", declaró ayer Brown. "Pero también es importante que la gente esté vigilante, que tome precauciones, sobre todo si está en lugares en los que hay mucha gente", añadió el primer ministro.
El aeropuerto de Glasgow reabrió ayer sus puertas, 24 horas después de que su terminal de pasajeros fuera atacada. Los daños fueron relativamente menores porque el vehículo no llegó a entrar en la terminal y porque, aunque se incendió, en el coche no llegó a explotar ningún artefacto. La policía no ha dejado claro si el vehículo llevaba la misma carga de gasolina y gas propano que los dos vehículos descubiertos en Londres.
El precedente de los explosivos líquidos
El Gobierno británico elevó en agosto de 2006 la alerta antiterrorista al máximo nivel, como sucede ahora. Veinticuatro personas fueron detenidas y acusadas de preparar el secuestro de al menos 10 aviones con destino a EE UU para hacerlos estallar durante el vuelo o en suelo norteamericano. La alarma provocó numerosas suspensiones y considerables retrasos en los aeropuertos británicos.
Según se informó, los presuntos terroristas, que se hallaban en la fase inicial de su plan, iban a emplear un sofisticado explosivo líquido casi imposible de detectar por la seguridad aeroportuaria. Desde entonces están limitados los líquidos que el pasajero puede llevar en el equipaje de mano.
La policía británica indicó entonces que dos de los detenidos, ciudadanos británicos de origen paquistaní, se habían reunido en Pakistán con Matiur Rehman, a quien no se ha podido capturar, y que está considerado un experto en explosivos de Al Qaeda.
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