Vuelve Ferrari
Todo vuelve a estar en cierto modo como al principio. Ferrari ha regresado y lo ha hecho con tal fuerza que ayer se permitió el primer doblete del año en la última carrera que posiblemente se haya disputado en el circuito de Magny Cours. La victoria en el Gran Premio de Francia no fue, sin embargo, para Felipe Massa, que salió en la pole, sino para su compañero, Kimi Raikkonen.
Raikkonen supera a Massa en el primer doblete este año de la escudería italiana - Hamilton, tercero, suma su octavo podio en ocho carreras y ya saca 14 puntos a Alonso - La estrategia arruina la carrera del español, séptimo
Se la arrebató en el pit-lane con una mejor estrategia tras una carrera impecable. Los McLaren nunca fueron una amenaza. Hamilton perdió la segunda posición en la salida y no pareció en condiciones de recuperarla, aunque, eso sí, sigue subido al cajón: ocho podios en ocho carreras, circunstancia que avala su perseverancia y liderazgo con independencia de las condiciones, ya sean desde su propio equipo o ajenas como ocurrió ayer. Y Fernando Alonso, décimo en la parrilla, hizo una carrera sensacional y llegó a ir quinto, pero la estrategia se la arruinó y fue séptimo. Sus daños fueron mínimos: sólo perdió cuatro puntos respecto a Hamilton, que encabeza el Mundial con 14 puntos de ventaja. Ferrari le salvó.
Tras resolver la avería que le mantuvo parado el túnel de viento unas semanas y acabar con los problemas internos provocados por el presunto sabotaje de su ingeniero Stepney, Ferrari parece haber recuperado la competitividad después de que en Silverstone presentara el nuevo pack aerodinámico. No sólo vuelve a estar a la altura de McLaren, sino que es capaz de ganar. Han resuelto los problemas que les atenazaban: poder calentar más rápido los neumáticos para ser competitivos a una vuelta en la cronometrada y adaptar su aerodinámica para que los nuevos Bridgestone no se desgasten tanto en las tandas largas y los blandos ofrezcan un rendimiento mejor. Dos aspectos que ayer resultaron cruciales para que Raikkonen se reencontrara con el triunfo -sólo lo había hecho en el arranque del circo, en Australia- y se anotara su undécima victoria. Ahora, la situación es realmente curiosa: los cuatro pilotos que encabezan la clasificación han ganado dos carreras cada uno. Y todos parecen aún en condiciones de disputar el título en las próximas, que se disputan en circuitos europeos.
Por el momento, los bólidos rojos parecen haber puesto freno a la superioridad de McLaren en las tres últimas carreras. Durante el fin de semana, tanto Massa como Raikkonen fueron los más rápidos. Los dos se instalaron en las primeras posiciones desde la salida y nunca perdieron el liderato. El finlandés superó a Hamilton en el arranque y Hamilton fue cediendo segundos, instalándose en un cómodo tercer puesto que le permitió conservar su motor, correr sin problemas -sólo los tuvo para adelantar a Kubica al salir del segundo repostaje con coraje y calidad- y realizar una acertada táctica a tres paradas -fue el único que lo hizo- sin ningún coste adicional.
Lo demás lo decidió la estrategia. Massa pareció muy sólido en el liderato hasta el segundo repostaje, cuando Raikkonen se lo arrebató. En el primero, el brasileño había entrado en los boxes tres vueltas antes que el nórdico. Iba con menos gasolina y eso le obligó a invertir nueve segundos en el segundo repostaje, contra los 7,8 de Raikkonen, que le había arrebatado el tiempo necesario para superarle en las tres últimas vueltas que dio antes de regresar a los talleres (46ª vuelta). Allí se decidió la carrera. Cuando volvió a la pista, Raikkonen pudo ver a Massa en su retrovisor -el suramericano se quejó de que los doblados le privaron del triunfo-. Todo muy limpio. Sin problemas, porque, por entonces, Hamilton había empezado a bajar revoluciones para conservar el motor sin nadie que le molestara. Por detrás, el protagonista de la carrera fue Alonso.
El español salió el décimo como un ciclón, adelantó a dos coches y se batió de manera brutal con el alemán Heidfeld hasta que éste entró a repostar. Después atacó a Fisichella y le adelantó en un plisplás en la curva Adelaida, colocándose séptimo. Llegó a ir quinto, cuando superó a Heidfeld en una arriesgada maniobra por el interior en una curva de izquierda que coincidió con la entrada de Button en los boxes. Era su momento. Estaba en disposición incluso de acabar cuarto. Pero el segundo repostaje lo arruinó todo. ¿Cambió allí su estrategia para ir a sólo dos paradas y no a tres como Hamilton? La cuestión es que cargó gasolina (107 litros) y perdió nueve segundos. Cuando regresó a la pista, era noveno, estaba a más de 50 segundos del líder y volvía a tener delante al impresionante Kubica y a los que ya había superado: Heidfeld y Fisichella. Su gran carrera había concluido. La estrategia, obligada en parte por las circunstancias de la jornada, se la había destrozado. Sólo pudo ser séptimo. Mucho menos de lo que mereció.
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