"Para liderar a otros, primero tienes que aprender a liderarte a ti mismo"
Los mejores directivos son los que empatizan con sus trabajadores
La mayoría de directivos cree que dirigir empresas equivale a utilizar a las personas que trabajan en ellas para incrementar cada año la cuenta de resultados. Pero esta gestión tan mercantilista no es sostenible: "El estrés, la insatisfacción o el resentimiento son algunas de las consecuencias más habituales de este tipo de liderazgo, que en nada favorece a mejorar los índices de productividad, sino todo lo contrario", afirma el norteamericano Kenneth Blanchard (New Jersey, 1939), impulsor del llamado "humanismo empresarial", que pretende poner el bienestar de los seres humanos por delante del desmesurado afán de lucro de las empresas.
Co-autor de El Ejecutivo al Minuto (De Bolsillo), con más de 20 millones de libros vendidos, Blanchard es presidente y director espiritual de The Ken Blanchard Companies, que cuenta con clientes de la talla de Nissan, Nokia y Pfizer. Fruto de una larga carrera profesional y de un profundo trabajo de transformación consigo mismo, este veterano asesor y consultor de negocios comparte sus enseñanzas por todo el mundo. Recientemente ha visitado España, donde ha impartido conferencias en las escuelas de negocios EADA e IESE y en Expomanagement.
"Muchos directivos están demasiado centrados en satisfacer las exigencias de su ego y creen que el liderazgo trata de ellos, de su yo"
Pregunta. ¿Por qué resulta tan complicado encontrar un sano equilibrio en el trabajo?
Respuesta. Existen muchos factores, pero hay uno cada vez más predominante: el liderazgo egocéntrico. Como consecuencia de la vorágine del sistema actual, tan competitivamente agresivo, muchos directivos están demasiado centrados en satisfacer las exigencias de su ego y creen que el liderazgo trata exclusivamente de ellos, de su yo. Este egocentrismo les hace dirigir las empresas desde su percepción egoísta y subjetiva, la cual siempre comporta sufrimiento tanto para sí mismo, como para las personas que lidera. El ego de estos jefes es el único que necesita obtener poder, reconocimiento y lucro. Pero todas estas metas son falsas y están vacías; y al no ser sostenibles, nunca dejan satisfecho...
P. ¿Y por qué no cambian?
R. Porque no son conscientes. Al estar tan identificados con su ego, estos jefes suelen estar demasiado centrados en que los demás se amolden a sus necesidades y poco a poco se convierten en víctimas de lo que no controlan. Además, el modelo empresarial actual está tan excesivamente orientado a los resultados económicos que se deben obtener a corto plazo, que no es posible gestionar a las personas como se merecen.
P. ¿Cómo tiene que ser una persona para ser buen directivo?
R. Para liderar a otros, primero tienes que aprender a liderarte a ti mismo. Todo comienza por conocer y comprender tu realidad interior; de ahí la importancia del desarrollo personal y el autoconocimiento. El problema radica en que se tiene miedo de mirar hacia dentro. Esta ignorancia es precisamente el umbral que separa el liderazgo centrado en el "yo" del liderazgo basado en el "nosotros", practicado por Jesucristo, Gandhi, Martin Luther King o Nelson Mandela. La sociedad actual está muy necesitada de este liderazgo espiritual.
P. ¿Liderazgo espiritual?
R. Sí. Me refiero a todas aquellas personas que fruto de sus experiencias de vida han conseguido desprenderse de su percepción egocéntrica de la realidad. Al conocerse a sí mismos y saber de qué manera están relacionados con el resto de seres humanos empiezan a interactuar desde la empatía y no desde la soberbia. Sólo sobre la base de esta comprensión se puede llegar a liderar eficientemente, es decir, sirviendo a las personas que trabajan para ti. Estos líderes ven siempre el lado positivo de cada situación, aprenden de los errores para mejorar y no hacen ruido. Entienden que todos estamos en el mismo bando: lo que le haces al otro te lo haces a ti mismo.
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